La grabación de la conversación que el empresario canario Miguel Ángel Ramírez mantuvo el 16 de febrero pasado con el magistrado Salvador Alba está manipulada, según se desprende del informe realizado por el Departamento de Ingeniería del Servicio de Criminalistica de la Guardia Civil al que ha tenido acceso Confilegal.
“Los archivos dubitados analizados están compuestos por tramos obtenidos de la edición de una grabación de mayor duración“, dice la segunda conclusión del informe.
En concreto por once cortes diferentes en un archivo de audio y por tres cortes, también de audio, en un segundo archivo. Ambos se suponía que correspondían a la grabación que el empresario le hizo al magistrado Alba en su despacho cuando lo visitó.
“Es más probable observar los resultados del conjunto de los análisis de autenticidad efectuados sobre el archivo analizado si la hipótesis de NO AUTENTICIDAD es la que se considera verdadera que si se considera verdadera la hipótesis contraria”, afirman los agentes con tarjeta de identidad profesional V44087H y F89292N, autores del estudio.
Los especialistas de la Benemérita ponen, además, en tela de juicio que el empresario Ramírez haya realizado la grabación de la conversación con el magistrado de la forma que afirma; encendiendo, apagando y volviendo a encender la grabadora.
“A la vista del indicio 16/06156/006 (Manifestación de la persona que realizó la grabación) podemos indicar que la grabación no pudo realizarse de ninguna manera en la forma que se relata en la comparecencia. El equipo grabador no se desactivó y volvió a activarse en ningún momento ya que este hecho como se ha documentado fue simulado mediante edición“, se puede leer en el informe.
LA TESIS DEL MAGISTRADO, REFORZADA
Las conclusiones a las que ha llegado el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, tras el análisis comparativo de los contenidos de la grabadora digital Lawmate AR-100 y de la memoria USB Toshiba, de 8Gb de capacidad -realizado por orden de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Canarias e instructora del caso, Margarita Varona-, refuerza la tesis del magistrado Alba que siempre mantuvo que la grabación era el producto de un “corta y pega”.
Ramírez advirtió a la magistrada Varona, durante una comparecencia, el pasado 12 de julio, de que no existía una grabación original de la conversación mantenida con Alba en el despacho de este, en la Ciudad de la Justicia de Las Palmas.
Según el empresario, después de grabar la conversación, llevó el dispositivo al departamento de sistemas de su empresa “sobre las dos de la tarde”. Y sobre las cuatro y media “encargó al jefe de dicho departamento que pasara al ‘pen drive’ la grabación contenida en el dispositivo utilizado”
Ramírez confirmó a la magistrada que, después de pasarse el archivo de audio a la memoria USB, “se borró de la grabadora porque ese dispositivo se utiliza para otras operaciones”.
La explicación del empresario canario fue recibida con cierta perplejidad entre los presentes en dicha comparecencia ya que tratándose de un material tan importante y sensible, se optara por eliminar el archivo original de la grabadora con una explicación tan simple.
Así y todo, entregó la grabadora y la memoria USB a la magistrada.
ANÁLISIS DE LA GRABADORA Y DE LA MEMORIA USB
Según relatan los dos especialistas del Departamento de Ingeniería, la grabadora Lawmate AR100 contenía siete grabaciones indubitadas (originales, fuera de cualquier duda) en formato MP3 dentro de una carpeta denomina “.Trashes” (basura), la cual contenía otra llamada carpeta denominada 501 que, a su vez, tenía en su interior seis archivos de audio en formato MP3 de 5, 18, 2, 9 y 12 segundos y uno más largo de 1 hora, 17 minutos y 2 segundos, este último identificado como REC004.MP3.
La memoria USB, por su parte, presentaba dos archivos MP3 (dubitados, en duda), uno de 17 minutos 27 segundos y otro de 14 minutos 24 segundos, nombrados como REC001.MP3 y REC002.MP3.
Según Ramírez, estos dos archivos de audio de la memoria USB eran los archivos originales que había grabado con la Lawmate AR100, que su empleado había volcado en el “pen drive” y que después había borrado de la grabadora.
Los agentes V44087H y F89292N llevaron a cabo “un trabajo de escucha crítica” de los archivos REC001.MP3 y de REC002.MP3, y también del REC004.MP3, que sincronizaron con los anteriores, para llegar a la conclusión de que “el archivo debitado REC001.MP3 (el archivo de 17 minutos 27 segundos de la memoria USB) está formado por once tramos editados que proceden del archivo REC004.MP3 (el archivo de 1 hora 17 minutos 2 segundos recuperado de la carpeta basura del grabador)”.
“Y el archivo REC002.MP3 de la misma forma (es decir, de igual fuente) en tres tramos”, añaden.
“Además de lo expuesto, a ambos archivos se les agregado en su final un transitorio probablemente con la intención de simular una parada del equipo grabador”, afirman los dos expertos de la Guardia Civil.
Dos archivos, en suma, el REC001.MP3 creado con un corta y pega de 11 cortes diferentes, y el REC002.MP3, formado a partir de 3 cortes distintos.
Miguel Ángel Ramírez tendrá ahora que explicar a la magistrada Varona quién y por orden de quien manipuló la grabación. Porque podría haber aportado una prueba falsa.