25 de abril de 2017

El auge de las guardaespaldas femeninas: por qué la élite prefiere a las mujeres

Cuando el estereotipo peliculero del armario empotrado, el pinganillo y las gafas de sol llama demasiado la atención, los millonarios optan por el sexo femenino
Lo más probable es que cuando te imagines a un guardaespaldas pienses en un tipo duro con la fría mirada de Clint Eastwood y los bíceps contundentes de Vin Diesel. Alguien con pelo en pecho que aplaste cráneos con sus manos y rezume masculinidad por todos sus poros. No podrías estar más equivocado: los tiempos cambian.
Cada vez más mujeres -incluso las de tamaño medio- son contratadas como guardaespaldas de la élite. ¿La razón? Cumplir el estereotipo peliculero del armario empotrado, el pinganillo y las gafas de sol llama demasiado la atención. Por eso, clientes tan renombrados como David Cameron, Tony Blair, el príncipe Guillermo o la familia real saudí ya han contratado estos servicios: son armas secretas de apariencia inofensiva.
Lo que la mujer aporta (y lo que demandan cada vez más clientes) es nuestra habilidad para pasar desapercibidas
“Nueve de cada diez personas para las que trabajo quieren a una persona discreta”, explica Lisa Baldwin, una 'oficial de protección personal' (PPO, según sus siglas en inglés), a The Times. “Estrellas como Madonna o Britney Spears no quieren una seguridad obvia. Los más grandes suelen llamar la atención, estresan a nuestros clientes y los ponen en peligro”, asegura.
“La mayoría de los guardaespaldas, ya sean masculinos o femeninos, tienen las mismas habilidades. Sin embargo, lo que la mujer aporta -y lo que demandan cada vez más clientes- es la habilidad para pasar desapercibidas. Por ejemplo, si estás trabajando con niños, una mujer puede llevarles al parque o recogerlos en la escuela sin que levante sospechas. Los hombres, por muy fantásticos que sean, siempre destacan”, asegura Laura Webb, directora de la agencia Global Protection, especializada en protección femenina. “Podemos ir a un restaurante o ir de compras con el cliente y aparentar que pertenecemos a ese sitio. Somos más discretas”, añade.
Es el caso de Baldwin, ella intenta que la gente crea que es una amiga más de su cliente o, si va con sus hijos, su niñera. Lo de contratar a un canguro superduro ya no se lleva: “Al ver a un tipo tan voluminoso, la gente pensará: '¿Quiénes son estos niños que necesitan guardaespaldas?'”. Asimismo, asegura que el músculo no lo es todo: “Me gustaría ver a esos cachas corriendo. Están bien si se limitan a mantener a los fans lejos, pero al lidiar con amenazas de secuestro... tendrían que estar preparados para salir corriendo de inmediato".
Las mujeres guardaespaldas pueden trabajar durante todo el año, mientras que los hombres sufren por encontrar trabajo
“Recuerdo mi primera entrevista de trabajo, cuando tenía 20 años. El otro candidato se parecía a un Action Man, todo músculo y con la cabeza afeitada. Al final, fui yo quien lo conseguió. Ellos se interesaron por mis habilidades de conducción y con las armas de fuego. No es que quisieran que llevara armas sobre el terreno, pero sí que hubiese tenido un entrenamiento previo”, relata la guardaespaldas.
Desde que Baldwin se convirtió en una PPO hace 13 años, el número de mujeres en la industria se ha disparado. En particular, afirma, las familias musulmanas son las que más demandan sus servicios, pues no quieren que sus mujeres tengan una relación estrecha con otro hombre. “Y luego está el tema de los baños. Si eres hombre y tu cliente es mujer, entonces tenemos un problema”.
Sin embargo, todavía hay pocas mujeres guardaespaldas para la alta demanda que tienen. Así lo afirma Neil Davis, un ex oficial del ejército británico que dirige una compañía de seguridad llamada Horizon. “Hoy en día, las mujeres guardaespaldas pueden trabajar durante todo el año sin problema, mientras que los hombres sufren por encontrar trabajo, sobre todo porque ha habido una afluencia reciente de Europa oriental. Tal es la demanda de mujeres que se les paga bastante más que a los hombres en este momento”.
Aunque la demanda sea mucha, los requisitos son difíciles de cumplir. Davis asegura que no solo tienen que estar entrenadas, sino que por lo general tienen que hablar con fluidez uno o dos idiomas extranjeros y estar cualificadas en algún deporte como el buceo o el ski. “Si tuviese que formar un equipo de seguridad de ocho personas, al menos dos o tres deberían ser mujeres. Cuando incluyes al género femenino, la dinámica cambia para mejor”, afirma.
Para demostrar su punto de vista, Davis pone el siguiente ejemplo: “Si la situación se pone tensa en un bar y un guardaespaldas masculino interviene, las cosas pueden empeorar facilmente. Si la que lo hace es una mujer, las posibilidades de agresión se reducen. Una mujer PPO tiende a ser mejor para la resolución de conflictos”.
Un negocio boyante en China
Desde que legalizaron las empresas de seguridad privada en 2010, los nuevos millonarios de la floreciente élite china buscan protección. En respuesta a la creciente demanda, muchas jóvenes que acaban de terminar la universidad se van directas a alguna de las más de 3.000 agencias que ofrecen entrenamiento. Al no poder portar armas -prohibidas por la ley china- han de convertirse en expertas en kung fu y técnicas de defensa.
Las motivan los salarios altos y estabilidad que proporciona. Es el caso de Xie Xingjiang que, a sus 19 años, dejó sus estudios de contaduría por los puñetazos. “Cuando era pequeña me gustaban muchísimo las películas de acción”, dice a la BBC. “Quería ser como ellos”.
“Tener una guardaespaldas mujer es como ir acompañada por una hermana”, explica Wen Cui, fundadora de una exitosa compañía de seguridad personal en Shenzhen. “Ellas te cuidan”, agrega.