El centro comercial Decathlon de Figueres, situado junto a la carretera de Roses, en Vilatenim, fue el viernes el inesperado escenario de unos hechos poco habituales que acabaron con un cliente, un hombre marroquí de nombre Yousseff y vecino de la zona, detenido por abusos sexuales, exhibicionismo y una falta de lesiones.
Todo pasó en la cola de una de las cajas del centro comercial, cuando una mujer francesa, que iba a pagar acompañada de sus tres hijos de entre 7 y 11 años, se encontró que el cliente que tenía detrás le restregaba el pene, que mostraba ostentosamente fuera de la bragueta, que llevaba abierta. Una de las cajeras pudo ver la escena, igual que la hija más grande de la mujer víctima de los rozamientos. Al darse cuenta de la situación, los vigilantes del Decathlonquisieron conducir el exhibicionista hasta la habitación del servicio de seguridad, pero el hombre se sublevó, empezó a abroncarles y a agredirles a base de fuertes coces y empujones, lesionando incluso a un vigilante en el dedo.
El inmigrante marroquí, que fue increpado por la numerosa clientela que había en la tienda, consiguió salir del centro comercial (no consta si todavía con la bragueta abierta o no) y emprendió una fuga a pie y descalzo, perseguido por los vigilantes del centro y, posteriormente, por un agente de los Mossos d'Esquadra, testigo de la escena y que se añadió voluntariamente a la persecución.
El exhibicionista atravesó la carretera de Roses, fue hasta ante el centro comercial Carrefour y, de allá, volvió hacia la carretera de Roses en dirección a Figueres. Finalmente pudo ser atrapado ante el concesionario Rover, cuando había recorrido ya más de medio kilómetro.
Una vez detenido, el hombre fue trasladado a la comisaría de policía, que al día siguiente lo pondría a disposición judicial acusado de los delitos de abuso sexual, exhibicionismo (por haber mostrado el pene ante menores) y de una falta de lesiones, por haber fracturado el dedo al vigilante. En su declaración, el hombre admitió que tenía el pene a la vista, pero lo atribuyó a un descuido al no haber pensado en subirse la cremallera, hecho que le dejó el órgano sexual a cuerpo descubierto.
Durante la declaración, el marroquí, que gozó de un abogado de oficio, se mostró muy compungido y muy preocupado, sobretodo porque su esposa no se enterara de los hechos por los que había sido detenido.
El hombre ya fue condenado el 2008 por un caso de abusos sexuales perpetrado el 2001, y actualmente tiene otra causa abierta por hechos similares al enjuiciado número 3 de Figueres. Basándose en el riesgo de reincidencia, el fiscal pidió, durante la comparecencia judicial celebrada el sábado, que se dictara una orden de prisión sin fianza. Finalmente, el juez ordenó que lo dejaran en libertad, pero le impuso la obligación de presentarse al juzgado los días 4, 14 y 24 de cada mes, unas visitas judiciales que tendrá que añadir a las que ya tiene asigandas cada día 1 al juzgado número 3 por la otra causa que todavía tiene pendiente.