13 de julio de 2014

“Del primer puñetazo me dejó K.O.; después ya no sé cuántos más me dio”

  • El vigilante agredido en la madrugada del lunes en una discomóvil de la Festa Major de Dénia relata a LA MARINA PLAZA lo sucedido, mientras se repone de las lesiones ya en casa y a la espera de ser operado de la mandíbula
Sólo unas horas antes de ser operado de las graves lesiones que sufrió, el vigilante agredido durante una discomóvil de las fiestas de Dénia en la madrugada del lunes tiene grabado en la memoria lo que sucedió hasta que recibió el primer puñetazo del joven, que le dejó prácticamente inconsciente.
El vigilante agredido, este miércoles en su domicilio, donde se recupera de las lesiones.
El vigilante agredido, este miércoles en su domicilio, donde se recupera de las lesiones.
Era su segundo día como vigilante jurado, pues se había incorporado a ese trabajo el mismo sábado anterior. No podía sospechar que su experiencia laboral se iba a ver interrumpida tan pronto por la brutal paliza que recibió por, según cuenta, intentar mediar “educadamente y de buenas maneras” en un altercado.
El vigilante abandonó el martes el hospital comarcal, donde estaba ingresado desde la agresión con rotura de mandíbula, nariz y un dedo de la mano derecha. Pero no ha acabado acaba ahí su rosario de médicos. Este miércoles atendía a LA MARINA PLAZA en su domicilio, donde se repone de las lesiones arropado por su familia, pero este mismo jueves se traslada a Paterna (Valencia), donde será operado de la mandíbula.
La víctima de la agresión.
La víctima de la agresión.
El hombre, de 40 años de edad, recuerda perfectamente lo sucedido hasta el momento en que los primeros golpes le nublaron la vista mientras caía desplomado al suelo. El joven que horas después se presentaría en la Comisaría de la Policía Nacional confesándose autor de la agresión, estaba causando estragos en el concurrido recinto de la macrodiscomóvil, en el Mollet d’Espanya del puerto.
“Yo estaba en mi puesto”, ocupado en controlar el escenario, la barra y los generadores, y “observo que había un individuo con un jersey amarillo que se mostraba muy agresivo”, ocasionando continuos altercados. En un momento dado,  “le pegó a una chica” que cayó al suelo, y eso decidió al vigilante a acercarse allí.
“No podía imaginar lo que iba a pasar”, recuerda. “Simplemente me acerqué a él, le sujeté del brazo y le dije: ¿quiere hacer el favor de tranquilizarse?”. A partir de ahí, asegura, el joven reaccionó con inusitada violencia. “Me arrancó la placa de vigilante, me cogió y, aunque peso 100 kilos, me levantó del suelo y me empujó”. Entonces, “cuando tiro a sacar la defensa, sin mediar palabra y todo enfurecido me pegó un puñetazo en la cara que me hizo caer desplomado; no inconsciente, pero casi”. A partir de ahí, ya no sabe qué pasó tras el primer impacto. “Aquel primer puñetazo fue un KO técnico, y después ya no sé cuantos más me dio”.
Lógicamente, el agredido ha presentado denuncia por los hechos. Mientras éstos se resuelven, ahora está centrado en la recuperación. La lesión en su mandíbula es visible por la hinchazón que le ha producido en toda la parte inferior de la cara; y audible, dado que sólo le permite hablar con dificultad. Es la lesión más complicada. La fisura en el tabique nasal requerirá tiempo, pero no intervención quirúrgica. Y lo mismo pasa con la del dedo. Cuando inicia su recuperación, el vigilante  confía en que caiga sobre el agresor “todo el peso de la ley”.
Dos policías para un evento multitudinario
El agredido no entiende la escasa seguridad que había esa noche en la discomóvil, que, según cuenta, reunía a esas horas a “miles de personas”. Todo el Mollet de Espanya, relata, estaba lleno “y con la gente apretada”. Y la Policía Local de Dénia apenas tenía destinados allí a dos agentes, una dotación, a su juicio, a todas luces insuficiente ante tanta aglomeración de gente.