Policía y Cabildo velan por la seguridad de la Mezquita-Catedral con patrullas de agentes constantes y videocámaras
El incidente que el pasado jueves desató las alarmas en la Mezquita-Catedral, que fue desalojada por orden del Cuerpo Nacional de Policía ante la presencia de un vehículo sospechoso que estaba mal aparcado, ha vuelto a fijar la atención en las medidas de seguridad, tanto propias como externas, con que cuenta el monumento más importante de la ciudad. Más aún en el clima de psicosis desatado tras el atentado yihadista de París, que ha obligado a elevar al nivel tres de intensidad baja la alerta antiterrorista en Córdoba.
De puertas hacia dentro, el edificio cuenta con una docena de vigilantes de seguridad privados -seis de ellos, además, desempeñan otro tipo de funciones, tales como la recogida de tickets-, según informó ayer a este periódico el Cabildo. Además, «está en vigor el protocolo de seguridad y el plan de emergencia, que se actualizó el pasado mes de noviembre tras la reapertura de la torre de la Catedral», informaron desde el Obispado.
Además, el número de videocámaras se reforzó poco después del incidente acaecido el 31 de marzo de 2010, cuando un grupo de turistas musulmanes se enfrentaron con los vigilantes del templo por el intento de 118 de ese credo de practicar el rezo en la iglesia, algo que está prohibido. «Esta intervención ha permitido controlar todos los rincones del monumento», señalaron las mismas fuentes.
Entonces, se abordó la posibilidad de instalar arcos de seguridad en los accesos, si bien el Cabildo, tras realizar una prueba, desistió «puesto que se formaban unas colas inmensas», indicó, por lo que su apuesta está en los vigilantes y las videocámaras.
Por su parte, el entorno del monumento también se encuentra custodiado de forma «prácticamente permanente» por parte del Cuerpo Nacional de Policía. Aunque no hay un número determinado de agentes consignados a esta zona, desde la Comisaría Provincial apuntaron que «la zona suele estar patrullada por efectivos de los Grupos de Atención al Ciudadano (los denominados ‘zetas’) que se ven reforzados por unidades de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y por los GOR (Grupos Operativos de Respuesta de los distritos, que pueden ir camuflados o de uniforme) cuando es necesario». La presencia de agentes motorizados también suele ser constante en este enclave.
Los sindicatos policiales van más allá y aseveran que «siempre estamos allí», incluso «en el interior de la Mezquita-Catedral», aunque «no se vean», manifestaron desde la Confederación Española de Policía.
Desde el punto de vista de este colectivo, «lo que sucedió el jueves demuestra la capacidad de reacción de la Policía, que estamos ahí para responder de forma inmediata». A esto ayuda la estratégica ubicación de la Comisaría del Distrito Oeste (Campo Madre de Dios), en la que se encuentra la sede de los efectivos de UPR, entre otros. «Evidentemente, nos gustaría contar con más personal», pero con el número de agentes que actualmente prestan servicio, «podemos ofrecer una actuación diligente».