Representantes de una asociación se reúnen con Alfonso Rueda y el delegado del Gobierno
Tras un balance de 859 víctimas mortales desde sus inicios, ETA anunció en 2011 el cese de la lucha armada. El fin de la banda terrorista supuso, sin embargo, el inicio de un viacrucis laboral para los 3.500 escoltas privados que durante años cubrieron las espaldas de políticos, jueces o empresarios. El colectivo aspira ahora a aprovechar su formación para proteger a las víctimas de la violencia de género, un fenómeno que se ha cobrado ya 754 vidas desde 2004.
Representantes de la asociación Las Sombras Olvidadas de Euskadi y Navarra se reunieron ayer en Santiago con el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el delegado de Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, para intentar que la comunidad ponga en marcha un programa de protección como el que ya existe en el País Vasco. "Nos han dicho que no hay dinero este año en los presupuestos, pero que lo van a estudiar", explica el escolta Manuel Jiménez.