Los vigilantes detectaron al dueño al día siguiente, cuando iba a recoger el arma. Entonces portaba una navaja en el bolsillo
La localización de una pistola en los lavabos de la estación de tren encendió las alarmas el pasado domingo. Finalmente, el lunes, cuando su dueño fue a recogerla, fue retenido por los vigilantes de seguridad que, ante la actitud agresiva que estaba tomando el hombre, acabaron llamando a los Mossos d’Esquadra. Al parecer, el individuo habría amenazado con dicha arma a otro hombre en un tren y, para evitar ser pillado, la escondió. Cuando fue interceptado por los vigilantes llevaba también una navaja.
El sospechoso es un ciudadano austriaco de 66 años que está afincado en Cambrils desde hace dos. Supuestamente, el domingo por la tarde amenazó con dicha arma a otro viajero en un tren a su paso por la localidad de Torredembarra, según apuntó un testigo. Sin embargo, no hay constancia de ninguna denuncia al respecto.
El hombre, al llegar a la estación de Tarragona y para evitar que le pudieran interceptar con el arma en su poder, decidió acudir a los lavabos del bar y esconderla debajo de una papelera.
El camarero del bar acudió a limpiar lo lavabos y se encontró el arma envuelta en una bolsa. La pistola –de apariencia real– llevaba balas de fogueo en su interior. Alertó de ello al vigilante de seguridad de dicha estación por si el individuo volvía a aparecer.
El lunes, sobre las doce del mediodía, los vigilantes de Renfe que se encontraban en el andén de la estación detectaron a un sospechoso –gracias a la descripción facilitada por empleado del bar, que lo había visto el día anterior– cuando se dirigía hacia el bar. Lo interceptaron y lo condujeron a una habitación, separada del resto de personas. Allí le cachearon y llevaba una navaja en el bolsillo del pantalón. Aseguró que siempre la portaba consigo.
Los vigilantes le recordaron que España está en Alerta 4 antiterrorista y que uno no puede llevar un arma, aunque sea de fogueo. También le recordaron la gravedad de la situación al esconder un arma en una papelera de un bar público, en una estación de tren. En este momento aseguró que su hija era policía en Austria.
El individuo se puso muy agresivo verbalmente. «¡Que soy cinturón negro de judo!», fue una de las expresiones lanzadas. Cuando se le preguntó por la pistola respondió que la escondió después de una pelea en Torredembarra donde, al parecer, intervino la Policía Local de aquella localidad. Sobre dicha pistola comentó que era de fogueo, pero se negó a manifestar nada más, no quería hablar. Sí que le dijo a uno de los vigilantes: «¿Usted no sabe que no es real?», a lo que ellos contestaron que en el momento de sacarla uno no sabe si es de verdad o no.
Al lugar acudió una patrulla de la Guàrdia Urbana y otra de los Mossos d’Esquadra. Ésta última se encargó de identificar al sospechoso. Como no había constancia de denuncia por los hechos de Torredembarra no se le pudo detener por ello. Sin embargo, sí que se le sancionó por llevar armas prohibidas, una multa que va entre los 300 y los 400 euros. Y se le advirtió que otra vez acabará detenido.
El hombre, a principios de enero, a través de las páginas del Diari, se quejó del Ayuntamiento de Cambrils, al que acudió para pedir ayuda para pasar tres semanas «y me dieron 20 euros». Aseguraba que recibía una pensión de 486 euros y el alquiler del piso ya le costaba 300. Además, apuntaba que tenía un coche estropeado y no tenía dinero para arreglarlo. Había pedido también un crédito de 400 euros y no lo había podido devolver.