Los baños de grandes establecimientos son frecuentados a diario por homosexuales que buscan satisfacerse sexualmente con desconocidos. Algunos centros aumentan la seguridad
Un vigilante de seguridad del centro comercial ubicado en la calle Alcalá (Ciudad Lineal) controla el aseo de la planta superior. Son las 18.15 de la tarde del lunes 12 de enero y acaba de recibir el aviso de que dos hombres estaban practicando sexo en el interior de una cabina del baño. «Esto es un no parar a todas horas y todos los días. En los siete años que llevo trabajando aquí siempre se ha producido. Pasas al baño y ves cuatro piernas dentro de uno de los aseos.», advierte uno de los trabajadores de este centro. «El problema es cuando entra un padre con su hijo y se encuentra esa escena, porque a veces no tienen ni la decencia de meterse en la cabina», añade.
Los que trabajan en este lugar saben lo que ocurre en los servicios para hombres de todas las plantas. Los ancianos son los que más se declinan por esta práctica gratuita sin importar si es de noche o de día. «Se colocan por la valla que está junto a los aseos y se quedan un rato mirando; suelen llevar un periódico, debe ser como un símbolo suyo. Cuando ellos deciden, entran. Pero hay hombres de todas las edades y todas las nacionalidades», indica otro empleado.
Trasiego constante
Durante quince minutos, el trasiego, sobre todo de sexagenarios y septuagenarios, es constante en estos aseos. El centro comercial ha incrementado su seguridad para evitar esta situación, «pero ni por esas se frena», informan.
Este hecho no es aislado en este centro comercial, sino que se extiende a casi todos aseos públicos de los grandes establecimientos de la región. En páginas de cruising -encuentros sexuales entre hombres en lugares públicos- en Madrid indican a los adeptos a esta afición dónde acudir. Incluso dan consejos para cómo asistir. Por ejemplo en uno cercano a la calle Serrano advierten:«Hay que ir bien vestido para no levantar sospechas. Es un sitio complicado, pero siempre está lleno». En otro de la calle Goya alertan: «Los vigilantes van a saco. No es recomendable».
El mapa del sexo masculino con extraños cada vez es más extenso en Madrid. Los baños de intercambiadores y estaciones de transporte, importantes centros de arte, el aeropuerto, jardines públicos y centros deportivos se encuentran en el punto de mira de este pasatiempo.