Los hombres de Prosegur agasajados en la ceremonia celebrada ayer en el Museo Guggenheim. Fotos: Oskar Martínez
LA escritora y conferenciante estadounidense Helen Keller aseguraba que la seguridad es, más que nada, una superstición. La vida es una aventura atrevida o no es nada, dejó escrito. No hubiese encontrado plaza en Prosegur, una de las principales compañías del sector de seguridad privada que circulan por el mundo. Quizás tenga razón la milenaria sabiduría china que recuerda, en uno de sus miles de proverbios, que la puerta mejor cerrada es aquella que puede dejarse abierta pero hoy no corren tiempos para semejantes libertades.
Alarmas de todos los colores, detectores antisiniestros, videovigilancia e incluso el Promobile, una aplicación para dispositivos móviles que permite el control remoto del sistema de seguridad... En fin, todo un arsenal de sofisticadas tecnologías contribuyen a que esta compañía teja una red protectora que minimice los riesgos. Con todo, su mayor capital es aquello que conocemos como el factor humano, el valor que aportan los hombres y mujeres de la compañía. Nada más eficaz que una mano amiga firme para empresas de este calado.
Así lo reconocieron ayer desde la propia firma que celebró la gala de la IV edición de los premios Excelencia en la que se reconoció la profesionalidad, destreza y valentía de 15 trabajadores de la compañía en el País Vasco. El director de Prosegur en la zona norte, José Ramón Muñoz Somovilla, ponderó “la voluntad de los premiados para evitar situaciones de riesgo, detectar y sofocar un incendio, resolver conflictos e incluso salvar la vida de una persona en un momento crítico”. Oyéndole, cualquiera diría que fue la hora de los superhéroes. No pero casi, dirán las personas que salieron aliviadas de aquellos trances.
PROCESIÓN A la hora de las recompensas una procesión de gente hecha de pasta especial desfiló por el escenario del auditorio del Museo Guggenheim. Así, Eduard Balteanu, Francisco Javier Muñoz, Alejandro Esturo, Eduardo Álvarez, Alberto Andrés, Jesús María Agirrezabala, Francisco Javier Lavín, Enrique Villar, Jesús Manuel Almeida, Carlos Pisón, Carmelo Arocena, Mikel Weise, Enrique Souto y Eneko Uribesalgo recibieron en persona el reconocimiento de un público entregado. José Gaspar Sierra del Barrio y Marta Mánquez, también reconocidos, no pudieron acudir al acto. Circunstancias mandan.
En la misma ceremonia la compañía hizo entrega de veinte becas Talento para apoyar la formación de sus profesionales y familiares en un acto al que acudieron, además de los citados, Jesús Chirapozu, Francisco Llaneza, Mario Sánchez, Fernando Amo, Iñaki Vaquero, Jorge Gala, José Echeandía, José Ramón Basterretxea, Iñaki Peña, Iván López, Joaquín Romero, Manuel Carretero, Raúl del Río, Juan Carlos Cantero, José Luis Santamaría, María Garmendia y un buen número de integrantes de la familia Prosegur, espolvoreada por medio mundo. No en vano, son más de 150.000 personas repartidas por los cinco continentes en pos de la seguridad. Son cifras de plusmarca.