5 de diciembre de 2014

Seguriber niega las acusaciones de intrusismo en su servicio del Tarajal

Los vigilantes defienden que los auxiliares cumplían funciones que no les corresponden. De 2.000 diplomados con placa, la empresa estima que trabajan 200.
Los vigilantes privados enseñan los dientes desde hace meses porque el servicio de seguridad de los polígonos del Tarajal estuvo en manos de auxiliares de seguridad en vez de asignarse a su colectivo profesional. Así es incluso después de romperse el contrato por parte de la Comunidad de Propietarios, que justificó la rescisión por la falta de recursos económicos con los que pagar este servicio. 
Este sector de la seguridad privada sostiene que este trabajo les corresponde a ellos pero, ¿por qué esa atribución? Para el portavoz de Seguriber, empresa que tuvo adjudicado este servicio, los vigilantes están en pie de guerra porque falta empleo para los más de 2.000 diplomados con placa que viven en la ciudad así que tienden a reclamar, como es lógico, cualquier oportunidad laboral que surja en relación a la seguridad privada. Según las estimaciones de Seguriber, solo hay 200 vigilantes en activo en la actualidad.
El director de zona en Ceuta y Melilla, aclaró ayer que las funciones atribuídas a los auxiliares en las naves fueron la instalación y desinstalación de vallas, la retirada de bultos de ser necesaria o apartar los fardos del puente. Para resolver dudas, la mercantil ha invitado en distintas ocasiones a los vigilantes jurados a personarse en el recinto industrial para conocer cuál es el cometido. “Que nada tiene que ver con las funciones que el Reglamento de Seguridad Privada reconoce a un vigilante”, puntualizó este representante, quien negó las acusaciones de intrusismo.
Sin embargo, los titulados están equivocado al considerar que las labores son de control y revisión de la documentación, valoraron desde Seguriber. “El vigilante jurado tiene las funciones similares a las de un policía pero en el sector privado; mientras que el auxiliar es para cargar, descargar, atar vallas a las 6:30 de la mañana o medir con una tablita las dimensiones del bulto”, explicó la empresa. “¿Que después echan una mano a la Policía Nacional en regular a las personas? Sí, pero eso lo puede hacer cualquier español, no es obligatorio que sea una función del vigilante”, argumentó el director.
Otra diferencia entre el auxiliar y el vigilante radica en la formación. El primero cuenta con un curso de diez horas en el que se le informa de las funciones que no debe hacer. El segundo realiza un curso de formación de como mínimo tres meses –valorado en unos 850 euros–; tiene que superar pruebas físicas, culturales, de tiro y aparte demostrar conocimientos jurídicos o administrativos.
Existe un criterio económico que también influye y quien contrata también sopesa al hacerse con un servicio privado: mientras que por un vigilante paga entre 15 y 20 euros por hora en función de la empresa; un auxiliar le cuesta como máximo 10 euros. Aunque la recomendación sobre qué profesional ha de cubrir el servicio dependerá de las características de cada destino.
Las funciones del auxiliar se asemejan a las que corresponden a un contrato de mantenimiento. No obstante, la nueva ley contempla que el auxiliar podrá ayudar en labores de control o identificación entre otras. El nuevo Reglamento de Seguridad Privada fue aprobado este verano aunque está pendiente de desarrollo.  Una normativa polémica porque da vía libre al Ministerio del Interior a la contratación de vigilantes jurados para ejercer, por ejemplo, la custodia de los furgones de la Policía Nacional en una manifestación. Por este motivo, las academias ofertan cursos de especialización. 
Por otra parte, Seguriber advierte del “intrusismo laboral” al recurrir a “otros trabajadores o a matones” como seguridad por ahorrarse el gasto del vigilante.

En el aire el nuevo contrato
La Ciudad Autónoma anunció la semana pasada su disposición a colaborar con los gastos de la seguridad privada en los polígonos cuando finalizó el contrato entre la Comunidad de Propietarios y Seguriber. Aunque existen negociaciones para reanudar este servicio, tras una semana especialmente caótica en las naves, nada se sabe sobre los avances. En cuanto a la evaluación de las prestaciones, servicios y seguridad privada cumplidos en el Tarajal, la sección de la Policía Nacional responsable del controlar casinos, juegos, vigilantes jurados e intrusismo laboral felicitó a Seguriber por su trabajo, como ayer reconoció su director de zona en Ceuta y Melilla.