Profesionales de Cudillero y Valdés identifican a un vecino que estaba recogiendo una cría de corzo abatida por un cazador sin permiso
os guardas rurales de los cotos de caza han detectado un incremento del furtivismo en el Principado. El colectivo ha denunciado la proliferación de las prácticas ilegales y han presentado pruebas para demostrarlo. La imagen que acompaña esta información muestra una cría de corzo de 10 kilos de peso y, aproximadamente, un año, abatida por disparo de rifle, posiblemente de calibre 300, que le alcanzó en un costado. La Asociación de Vigilantes de Seguridad Privada de Asturias (Avispa) y la Asociación de Guardas de Caza del Principado de Asturias (Asguca) han explicado que es obra de un furtivo que actuó la tarde del pasado sábado, 23 de abril. Un dispositivo montado por miembros de las guarderías de los cotos de Valdés y Cudillero logró identificar a un vecino que era el encargado de recoger la pieza y que, presuntamente, iba a entregarla al autor de los disparos. Las dos asociaciones han asegurado que la falta de personal está dando alas a los furtivos.
Tanto Avispa como Asguca han manifestado su preocupación por lo que está sucediendo. Los guardas rurales son personal de vigilancia privada, autónomo y contratado por las sociedades de cazadores que gestionan los cotos. Ambas asociaciones han explicado que existe muy poco personal para cubrir territorios muy extensos y que esa escasez de recursos está generando problemas. Han puesto como ejemplo el caso del 23 de abril.
Ese día, la guardería del coto de Cudillero fue alertada por los propios cazadores que estaban en el coto y que escucharon disparos procedentes de la cara norte del monte Santa. El guarda, en colaboración con sus compañeros del coto Valdés, montó un dispositivo para tratar de averiguar lo sucedido. Fruto de este trabajo, localizaron la cría de corzo muerta por un disparo y abandonada. En lugar de retirarla, prefirieron mantener la vigilancia para ver si podían identificar al autor o los autores. Pocos minutos después, sorprendieron a un vecino, que estaba en la zona para recuperar la pieza y entregársela al furtivo. Una vez identificado, presentaron una denuncia ante la Guardia Civil que ha abierto diligencias y que está llevando a cabo una investigación.
Los guardas han explicado que se encadenaron varios delitos. En primer lugar, lo ocurrido es contrario a la normativa que regula la actividad cinegética en temporada de caza en el Principado. Pero, además, supone una infracción muy grave al estar prohibida “la caza de crías de jabalí (rayones), venado, gamo, corzo y rebeco, entendiéndose por cría los ejemplares con características morfológicas propias y evidentes de juvenil”. Los vigilantes han precisado que este tipo de cazadores tampoco discriminan especie protegidas o amenazadas, como pueden ser el oso pardo o el lobo, y han recordado otros casos de furtivismo, como el denunciado por el Fapas (Fondo Asturiano de Protección de los Animales Salvajes) recientemente en la zona de Quirós. Han explicado que son capaces de cualquier de cobrarse "cualquier trofeo que alimente su sed furtiva, independientemente del peligro".