Realizan tareas similares a los guardias civiles aunque no van armados.
Desde principios de este mes de octubre, diez vigilantes privados se han incorporado para realizar tareas de control en la prisión provincial de Pereiro de Aguiar. Las funciones que tienen encomendadas son la vigilancia en garitas y el control de monitores, esto último con la supervisión de un guardia civil, según ha podido saber La Voz a través de la Unión de Guardias Civiles, una de las asociaciones del Instituto Armado que ha venido valorando negativamente esta medida del Gobierno central, por considerar que es un paso hacia la privatización de la vigilancia en las prisiones.
El centro penitenciario ourensano es uno de los incluidos en la segunda fase de la incorporación de vigilantes privados, dentro de una implantación que comenzó en abril como un plan piloto que en Galicia comenzó a llevarse a cabo en las prisiones de Teixeiro y A Lama.
En Ourense, guardias civiles y vigilantes privados realizan similares funciones, con la diferencia de que estos últimos no van armados. La incorporación de los guardias de seguridad permite establecer dos turnos más de vigilancia en Pereiro de Aguiar.
La asociación Unión de Guardias Civiles se pronunció de forma rotunda con un «rechazo frontal a la privatización de la realización de funciones por parte de la seguridad privada». Este colectivo de la Benemérita está en contra por considerar que supondrá un detrimento en la oferta de empleo público al entender que se eliminarán progresivamente servicios que ahora desarrolla la Guardia Civil, por el mayor coste económico que supondrá para las arcas del Estado y por la preocupación e incertidumbre que genera entre los aproximadamente 35 guardias civiles destinados en el centro penitenciario desde hace muchos años. «Tienen su vida laboral estabilizada e incluso hay personal que está a escasos cinco años de pasar a la reserva», explicó esta asociación en un comunicado sobre el temor, a falta de confirmación oficial, que tenían los agentes ante la inminente incorporación de vigilantes privados.
De momento, la convivencia entre guardias privados y guardias civiles está siendo buena en el centro penitenciario ourensano, aunque en otras prisiones como Alcalá Meco ya hubo roces porque los funcionarios tuvieron que ceder su vestuario a los recién llegados. Tampoco ha habido traslados o reducción del número de agentes destinados en Pereiro de Aguiar, pero la Unión de Guardias Civiles en Ourense recela de que esto no vaya a ocurrir en un futuro más o menos próximo. También desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles han criticado la medida, sobre todo por el desconocimiento previo de las funciones que se les iban a encomendar a los privados y por si sus cometidos afectarían a los atribuidos a los agentes uniformados. Aunque existe desde la Dirección General un compromiso de que no haya traslados, no se fían.