La primera impresión que los trabajadores del turno de mañana de Lantero recibieron ayer, al acudir a sus puestos, no fue precisamente halagüeña. Los vigilantes de seguridad de una empresa recién contratada por la dirección les aguardaban en los accesos a la cartonera, en el polígono de O Pousadoiro. Tampoco faltaban perros reforzando el despliegue. «Recibirnos así -señala uno de los integrantes del comité- con agentes y perros de razas agresivas es sencillamente un insulto para nuestra dignidad».
Nada, en la ya prolongada trayectoria del grupo cartonero en Vilagarcía, donde se instaló en 1961, justifica, según los representantes de la plantilla, la adopción de medidas de tal calibre. «La dirección incluso está entrando y saliendo escoltada de la fábrica, lo que realmente es otro insulto, porque siempre hemos sido firmes en la defensa de nuestros derechos, pero jamás hemos recurrido a la violencia», recuerdan los trabajadores, que tampoco piensan quedarse parados.
De momento, los asesores jurídicos de los sindicatos estudiarán al dedillo el paso que pretende ejecutar la empresa. Por lo que respecta a la plantilla, el sábado se reunirá en asamblea en el auditorio municipal. El comité alberga pocas dudas: «La riqueza de Lantero ha sido también obra nuestra; no estamos dispuestos a tolerar un solo despido, y menos entre estas faltas de respeto».