Los escoltas que durante años protegieron a las autoridades del País Vasco y Navarra contra la amenaza de ETA se rebelan ahora contra el Gobierno al que defendieron. En un reciente encuentro que ha tenido lugar entre los guardaespaldas y altos cargos del Ministerio del Interior, los primeros han trasladado a los asesores de Jorge Fernández Díaz su intención de boicotear los mítines que realice el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la campaña de las elecciones generales.
Los escoltas se sienten utilizados y ninguneados por el Ejecutivo. La asociación Las sombras olvidadas de Euskadi, que aglutina a casi dos centenares de profesionales descontentos, pide a Interior que cumpla sus promesas y les recoloque como vigilantes en los centros penitenciarios. El ministro Fernández Díaz les ofreció al principio de la legislatura un empleo como vigilantes en las prisiones dentro del plan de privatización de la seguridad de las instalaciones puesto en marcha por el Ejecutivo, pero ahora les traslada un discurso muy diferente.
En la mencionada reunión y en otros encuentros previos, desde el Ministerio del Interior argumentan a los profesionales de la protección de personas que no está en sus manos buscarles un puesto de trabajo en las empresas de seguridad, ya que éstas últimas son autónomas, tienen derecho a decidir a quién contratan y por ahora parecen no apostar por los profesionales de la protección. De hecho, apenas un 10% de los vigilantes que están trabajando en los centros penitenciarios son guardaespaldas.
En las citadas entrevistas mantenidas entre ambas partes, los escoltas han puesto en valor que ellos saben cómo burlar la seguridad de los mítines porque durante años han trabajado en la organización de este tipo de actos y con esas mismas palabras se lo han transmitido a los representantes del Ministerio del Interior. Arguyen que se encuentran desesperados por las nulas expectativas profesionales que tienen en el horizonte.
El Gobierno lleva meses implementando un plan de reducción de escoltas que ha provocado su práctica desaparición en el País Vasco y Navarra.
Sin embargo, esta no es la primera ni la única medida de protesta que el colectivo realiza o tiene en mente. Tras la movilización que organizaron sin éxito frente a la sede del PP, los escoltas aseguran estar dispuestos incluso a iniciar una huelga de hambre si el Ministerio no les ofrece una pronta respuesta. De hecho, según explican desde Las sombras olvidadas de Euskadi, ya han dado un ultimátum al Ejecutivo. Prevén acampar frente a la sede de Interior a finales de este mes y comenzar la iniciativa de presión si el ministro no les llama para recibirles, cosa que no esperan que ocurra después de las tensas relaciones que mantienen ambas partes y que fueron escenificadas en el Congreso de los Diputados, de donde fueron expulsados el pasado 24 de junio.
El Gobierno lleva meses implementando un plan de reducción de escoltas en todo el país que ha provocado la práctica desaparición de estos profesionales en el País Vasco y Navarra ante la nula amenaza real que hoy supone la banda terrorista ETA, según entiende el Ministerio. De hecho, desde el pasado agosto, cuando se produjo la última disminución -que conllevó un ere en la última empresa que prestaba servicios de protección-, apenas una docena de guardaespaldas opera en cada una de las dos comunidades autónomas mencionadas.
La cifra contrasta llamativamente con los más de 3.000 profesionales que llegaron a estar presentes en ambas regiones hace apenas diez años, cuando ETA aún suponía una amenaza para la estabilidad del país y los asesinatos aparecían en las noticias con demasiada frecuencia.