Una de las víctimas, vicepresidente de una gran multinacional, está dispuesto a pagar hasta 100.000 euros por unas joyas robadas
La noche del pasado domingo, 25 de agosto, robaron en seis mansiones de la zona de Porroig, municipio de Sant Josep, confirmaron fuentes policiales, y en algunas de ellas los moradores estaban durmiendo en el interior.
Los ladrones consiguieron realizar los robos con éxito pese a que se trata de casas que cuentan con vigilancia privada, ya que por el momento no se han anunciado detenciones relacionadas con estos sucesos. La investigación de estos robos la está llevando a cabo la policía judicial de la Guardia Civil de Ibiza.
Una de las hipótesis que se barajan acerca de estos robos es que los ladrones llegaran y se marcharan por mar, como ya ocurrió el año pasado en otras casas de lujo de la costa del municipio de Sant Josep.
Sin testigos
Al parecer, los agentes no han encontrado testigos que puedan aportar información importante, aunque sí cuentan con las grabaciones de seguridad de al menos una de las mansiones asaltadas.
Se trata de una casa en la que estaba alojado el vicepresidente de una gran multinacional francesa que ha anunciado el pago de «una gran recompensa» por recuperar las joyas que le robó el único ladrón que, al parecer, entró en la casa. Fuentes conocedoras del caso señalaron que este hombre estaría dispuesto a pagar hasta 100.000 euros por las joyas, ya que a su ya de por sí elevado valor material habría que sumarle «el valor sentimental». Además de las joyas, el ladrón se llevó 50.000 euros en efectivo.
Las cámaras de seguridad grabaron al ladrón dentro de esta casa, en la que sus dos moradores estaban durmiendo. La grabación muestra a un hombre encapuchado y con guantes que va recorriendo la vivienda y va descartando todo lo que encuentra excepto las joyas y el dinero.
El ladrón empleó un gas para dormir al perro que había en la casa e impedir que le delatara. En otros robos en casas de campo se cree que los ladrones también emplearon algún tipo de gas para impedir que los habitantes de las viviendas asaltadas se despertaran con el ruido que provocaron al revolver entre los cajones y los armarios.