3 de mayo de 2017

Piden doce años de cárcel para un vigilante de un cámping acusado de abusos

La Audiencia de Girona ha juzgado hoy al vigilante de seguridad de un cámping de Blanes acusado de abusar sexualmente en 2015 de una niña de entre doce y trece años que pasaba allí los veranos y fines de semana, por lo que fiscal solicita doce años de cárcel.
Al procesado, para el que la acusación particular solicita esa misma pena, se le atribuyen dos delitos continuados de abusos sexuales, ya que se dividen en los de a menor de trece años y a menor de dieciséis, puesto que la víctima pasó de una a otra franja de edad en aquella época.
Además, la petición incluye diez años de libertad vigilada una vez cumplida la condena de cárcel y que se indemnice a la niña con 5.000 euros.
Por su parte, la defensa no da credibilidad a la denuncia y ha solicitado la absolución del procesado, que tenía 49 años en 2015 y que se encuentra en prisión provisional desde entonces.
Según las acusaciones, el vigilante de seguridad del cámping La Masía de Blanes se aprovechó de la admiración que la pequeña sentía por él para aprovecharse de ella y consumar los abusos.
El procesado, que sólo ha respondido a su abogado, ha negado los hechos e incluso que hubiese hablado en alguna ocasión con la familia de la niña.
La víctima ha relatado que, por aquel entonces, veía al guardia de seguridad como a "un segundo padre" y que solía acompañarle a hacer la ronda de seguridad por el cámping.
La menor ha relatado los abusos y ha reconocido que era consciente de lo que hacía, pero que pensaba que si se echaba atrás se rompería la "relación de confianza" que tenía con el vigilante.
Su testimonio ha revelado que le contó lo sucedido a su madre por miedo a haberse quedado embarazada, así como la existencia de unas conversaciones sexuales subidas de tono que había mantenido con el presunto abusador a través de mensajería instantánea.
Dos psicólogas que visitaron a la víctima han explicado que su relato presentaba indicadores que apuntaban a que se trataba de una experiencia vivida y que tenía carencias afectivas, lo que la hacía más vulnerable frente a personas que le prestaban atención.
El abogado de la defensa, que sostiene que los hechos denunciados no son reales, tampoco da ningún  crédito a esos mensajes a través de móvil y subraya que los Mossos d'Esquadra nunca los encontraron en el vaciado de los terminales, por lo que es sólo la palabra de la familia.