La Sección 29 de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Lorenzo Javier G. V. y a José Antonio G. V. a veintitrés años de cárcel al considerarlos responsables del tiroteo que sembró el terror en la discoteca Coco-Loco (Torrejón de Ardoz) en agosto de 2005, cuando tras una discusión en la entrada del local se liaron a tiros contra los vigilantes de seguridad que alcanzaron también a varios clientes que se encontraban cerca del lugar de los hechos.
Los jueces condenan a Lorenzo Javier y a José Antonio por tres delitos de tentativa de homicidio, dos delitos de lesiones y otro de tenencia ilícita de armas al quedar probado que fueron los dos hermanos quienes tras discutir Lorenzo con los encargados del control de acceso a la sala por su indumentaria y aspecto de toxicómano, abandonó el recinto para regresar media hora más tarde junto con José Antonio y otras personas para cumplir la promesa que dirigió a los “puertas”: “ahora vuelvo, iban a ver… iban a flipar… era la ruina… esto no se iba a quedar así”.
Los dos hermanos llegaron en dos coches que detuvieron bruscamente a la entrada del local. De uno de ellos se apeó José Antonio con un arma corta en la mano. Ambos, aclara la sentencia, junto con las personas que les acompañaban, acudían con la intención de agredir hasta causar la muerte a los vigilantes de las puertas de seguridad implicados en el incidente.
Uno de los vigilantes, advertido, se dirigió con un palo hacia la puerta del conductor de uno de los coches, momento en que el conductor, desconocido, le disparó a bocajarro en dos ocasiones con una escopeta de características ignoradas. Los disparos alcanzaron al vigilante, y también a dos clientes que se encontraban cerca del lugar de los hechos, afectados por numerosos perdigones.
De forma simultánea, Lorenzo, acompañado de José Antonio, se dirigió a la puerta de la discoteca, donde intentó agarrar al portero con el que había discutido. Éste logró zafarse y escapar hacia el interior del local, momento en el que José Antonio disparó contra él al menos en cuatro ocasiones: los disparos del arma corta alcanzaron en el pecho a otro vigilante y al portero en la pierna derecha.
A continuación, los ocupantes de ambos vehículos abandonaron el lugar, deshaciéndose de las armas en la explanada del aparcamiento.
Los jueces absuelven al tercer hermano acusado, Israel, al no quedar suficientemente probada su participación en los hechos.