Una juez de Barcelona ha prohibido a un carterista que utilice dos líneas del metro de la ciudad, la 3 y la 5, que había convertido en su "lugar de trabajo", porque en estas líneas trabaja un vigilante de seguridad al que amenazó de muerte cuando le impidió seguir cometiendo sus hurtos.
En un auto, la titular del juzgado de instrucción número 11 de Barcelona ha decretado la medida cautelar de que el presunto carterista G.B.T. no pise las dos líneas del metro en las que trabaja el vigilante, aunque el fiscal pidió que la medida de alejamiento afectara a todas las líneas.
Los hechos sucedieron sobre las 18:30 horas del pasado día 11, cuando una pareja de vigilantes de seguridad del metro siguieron a dos presuntos carteristas que estaban actuando en la línea 5 del suburbano barcelonés. Uno de los presuntos 'pispas' se encaró con uno de los vigilantes y le amenazó de muerte si no les dejaba "trabajar", aunque huyó al ver que acudían más vigilantes de seguridad.
Una hora más tarde, la misma patrulla de vigilantes volvió a encontrar al presunto carterista en la estación de Mundet de la línea 3 del metro y se repitieron las amenazas de muerte hacia el agente, que comunicó los hechos a los Mossos d'Esquadra, que detuvieron al sospechoso en la estación de Diagonal.
La juez, que decretó la libertad con cargos del presunto carterista, ha decretado una orden de alejamiento del vigilante y de las líneas 3 y 5 del metro "ante el temor fundado de que los episodios intimidatorios y violentos puedan volver a repetirse o incluso puedan evolucionar hacia situaciones de mayor gravedad".
La juez argumenta que la orden de alejamiento de las dos líneas de metro no supondrá "una gran molestia para el interesado, quien no precisa utilizar tal medio de transporte a la vista del domicilio que ha facilitado y de la dirección donde al parecer ejerce su actividad laboral, toda vez que tales líneas de metro no le resultan cercanas".
Fuentes jurídicas han destacado que la novedad de este auto judicial es que la magistrada ha aplicado la medida de alejamiento de manera cautelar y en respuesta a una agresividad poco habitual en los carteristas que roban al descuido a los pasajeros, preferiblemente turistas, del metro.