En los últimos días, la vigilancia en el control de acceso al tren en la estación de San Cristóbal se había extremado después de que se supiera que se permitía la entrada a pasajeros sin pasar ningún examen cuando se aglomeraban y faltaba poco para la salida del tren. Sin embargo, el celo en la vigilancia había provocado como efecto secundario retrasos de hasta 15 minutos en la salida de los trenes mientras el personal de seguridad se encargaba del control de los viajeros, así que el Adif ha vuelto a relajar la vigilancia, en aras de la puntualidad.
El problema, como señalan fuentes cercanas, es la ausencia de procedimientos establecidos de seguridad, y la falta de medios para llevarlos a cabo. Para mantener en los últimos días un nivel de vigilancia adecuado, fue necesario echar mano del personal destinado a otros menesteres para que complementara a los vigilantes de Segur Ibérica en los escáneres.
medida integral
“Tampoco hay un procedimiento establecido, porque en esto de la seguridad, los trenes están muy por detrás de los aeropuertos, que lo implantaron hace mucho tiempo”, explican estas mismas fuentes. Ante las reglas poco definidas, el personal de seguridad hace lo que puede con el personal que tiene. “Lo que hace falta es una medida integral de seguridad, y no lo que se ha hecho hasta ahora”, señalan expertos consultados, que califican lo que se ha hecho hasta ahora de “propaganda que se hace de cara a la galería”.
La forma de actuar hasta ahora era aleatoria. “En un tren se actúa, y en otro no. A veces se revisan los abrigos de los viajeros y a veces no”, explican fuentes sindicales, para los que los responsable anteponen la productividad a la seguridad, al tiempo que recuerdan que todavía se mantiene la alerta de nivel 4 por la amenaza terrorista.
más policías
No hay que olvidar que, a finales de noviembre, la Jefatura Superior anunció que la Comisaría Provincial había decidido multiplicar los efectivos destinados a la Brigada Móvil, la unidad que se encarga de la vigilancia de los medios de transporte terrestre, como bus interurbano y trenes, pasando de solo nueve agentes para todo el territorio de la comunidad autónoma a 25. Según fuentes de la misma jefatura, se trataba de una decisión tomada por “la importancia estratégica”, del sector ferroviario.
Pero ni una medida ni otra, señalan las voces críticas, bastante para garantizar la seguridad en las estaciones de tren. Lo que sería necesario es un procedimiento idéntico al que existe en los aeropuertos: una sala donde se reúne el pasaje de un tren una hora antes de su partida, para que de tiempo a revisar tanto a los viajeros como su equipaje y asegurarse que no llevan armas.
Es una decisión desagradable de tomar, incluso en un mundo polarizado por la amenaza yihadista. Pero los expertos aseguran que es la única medida real de seguridad.