El abogado afirma que esto no influyó en la tragedia porque el operario de seguridad tenía que controlar 102 dispositivos
El encargado de controlar las cámaras de videovigilancia del pabellón municipal Madrid Arena, en el que murieron cinco jóvenes el 1 de noviembre de 2012, el trabajador de la empresa Seguriber Roberto Mateos, se ausentó unos minutos de puesto, lo que no influyó en el trágico final. Así lo ha expuesto esta mañana su abogado, Tomás Javaloyes, durante la lectura del informe final de sus conclusiones en el juicio que se sigue desde enero en la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid.
"Si Mateos hubiese estado en el control, en ningún caso podría haber agilizado la respuesta ante la tragedia y, por tanto, no hubiese cambiado la situación", ha destacado el abogado. También ha recordado que tenía a su cargo la visualización de 102 cámaras, lo que suponía que no tenía un control directo y continuo de todos los rincones del pabellón municipal.
Javaloyes ha recordado durante su exposición que su representado no tenía prohibido salir del recinto en el que se recibían las imágenes de las cámaras de seguridad. Entre las funciones de Mateos se encontraba supervisar el funcionamiento de las grabadoras y de las cámaras así como avisar a los servicios de emergencia en caso de activar el plan de emergencia.
Según el letrado, cuando se produjo la avalancha mortal en uno de los tres vomitorios de la pista central (los otros cinco estaban cerrados), Roberto Mateos estaba fuera de su puesto de trabajo, ya que intentaba localizar los lugares donde se pulsaron señales de incendios para evitar que saltara la alarma.
La Fiscalía pide para el vigilante de Seguriber tres años de cárcel por abandonar su puesto de trabajo, "sin causa justificada". Lo dejó entre las 2.33 a las 2.49 del 1 de noviembre de 2012. También a las 3.48 cuando se produjo la mortal avalancha. Por eso, "no pudo observarla y dar la voz de alarma", que era su función principal en caso de detectar algún incidente, según el ministerio público.