Unos 40 millones de turistas visitan Las Vegas cada año
El 40% de los ingresos de Las Vegas viene del juego
Los casinos están equipados con las últimas tecnologías de monitorización y predicción, que adoptan después empresas de otros sectores y organismos gubernamentales.
En los casinos de Las Vegas, la seguridad es omnipresente. Se siente en cada paso que das, en las miradas de los crupieres y de los muchos vigilantes (uniformados y de incógnito), que pasean analizando los gestos de cada jugador. Se percibe en las cámaras de 360 grados que pueblan, apenas cada tres metros de distancia, los techos de los establecimientos. Pero hay una seguridad que no se ve: chips de radiofrecuencia únicos incorporados en las fichas, software de análisis de patrones sospechosos y aplicaciones que monitorizan cuánto dinero ganas o pierdes, durante cuánto tiempo te gusta apostar y hasta tu potencial como jugador. En un casino, la privacidad no existe.
LOS CASINOS MONITORIZAN Y CRUZAN INGENTES CANTIDADES
DE DATOS EN TIEMPO REAL PARA EVITAR ROBOS
No es casualidad que Las Vegas se haya convertido en un hub de compañías especializadas en tecnologías de seguridad. Sus primeras versiones se prueban en los casinos, y posteriormente las adoptan (y desarrollan) bancos, aeropuertos, centros comerciales e instituciones gubernamentales. "Los casinos emplean a los mejores criptógrafos, expertos en seguridad informática y teóricos del juego", señala en un artículo de la publicación Popular Mecanics John Pironti, director general de IP Architects, una consultora especializada.
CAMPO DE PRUEBAS
Es el campo de pruebas ideal: un casino de Las Vegas incluye un hotel, restaurantes, espectáculos, tiendas, oficinas de cambio de moneda... Este mundo en miniatura supone una fuente de información valiosísima, no sólo para la detección del fraude sino también para la identificación de los clientes más valiosos.
La seguridad es un aspecto crítico para un casino. Si un periodista pregunta por las tecnologías que emplea un casino para evitar a los estafadores, recibirá un silencio por respuesta... y alguna que otra cara de pánico -"¡no puedo hablar de eso, no puedo hablar de eso!"- repetía alarmado un conserje de uno de los más conocidos hoteles-casino de la ciudad, propiedad del magnate Sheldon Adelson. El departamento de Relaciones Públicas de la compañía Las Vegas Sands tampoco quiso hacer declaraciones.
No obstante, conseguimos off the record algunos comentarios y revelaciones. "Es el juego del gato y el ratón. Allá donde hay dinero, hay gente tratando de buscar el modo de hacerse con él. Hay quien lo intenta de una manera muy rudimentaria, y otros que con toda seguridad tienen en su casa fichas, expendedores de barajas y máquinas tragaperras, y trabajarán durante meses buscando cómo reprogramarlos o trucarlos de algún modo", comentan fuentes de una empresa de seguridad informática.