El Tribunal Superior de Justicia de Islas Baleares ha dado su visto bueno al despido de un trabajador, vigilante de seguridad, al que le robaron 41.000 euros del vehículo que custodiaba mientras se bajaba a comprar agua en un centro comercial.
La sentencia, que declara procedente el despido disciplinario, recoge el hecho de que el convenio colectivo de seguridad privada sanciona como falta muy grave el abandono del trabajo en puestos de responsabilidad y la inhibición o pasividad en la prestación del servicio.
El tribunal balear entiende que el vigilante, además de actuar contraviniendo la normativa interna de la empresa, actuó con una negligencia impropia de un puesto con su responsabilidad. Además, señala que su función principal era proteger y custodiar los bienes valiosos, personales o materiales, que fueron puestos a su cuidado y que eran susceptibles de ser atacados por terceros.
En este sentido, apunta que detenerse en un centro comercial para comprar una botella de agua perdiendo de vista el vehículo en cuyo interior se encontraban los cajetines con efectivo, supone una grave negligencia que contraviene los más elementales principios de profesionalidad y diligencia.