Seseña guardaba un negocio de 3,6 millones de euros en caucho reciclado. Triturar todas las ruedas de Seseña costaba ocho millones
La marea de neumáticos de Seseña, con una apariencia que no dejaba lugar a dudas de que se trataba de un vertedero, escondía un negocio de 3,6 millones de euros. Es la cifra que, según los cálculos del actual Gobierno de Castilla-La Mancha, se hubiera obtenido por la venta de las ruedas trituradas y convertidas en un compuesto muy preciado en la industria de la construcción.
El coste de reducir a particulas una tonelada de este material es de noventa euros, y en la localidad toledana había 90.000 almacenadas en un solar de titularidad municipal –la propiedad cayó en manos del Consistorio después de que varias empresas fracasaran en su intento de sacar de allí los neumáticos para transformarlos en otro tipo de materiales–.
Hacer desaparecer las ruedas del descampado habría costado 8 millones de euros, el compuesto resultante de su reciclado en el mercado (que se usa para cemento, pero también para el suelo de los parque infantiles), podía haberse vendido por 40 euros la tonelada: casi 4 millones de euros de beneficio, según los datos ofrecidos por la diputada socialista Carmen Torralba en el Pleno del 21 de abril pasado en las Cortes de Toledo.
Pero este negocio se convirtió ayer en una enorme columna de humo negro. Un desenlace que ya esperaban algunos antiguos miembros de la corporación municipal de Seseña. Los mismos que ayer, con la catástrofe sobre sus cabezas, denunciaban que desde octubre de 2015 la planta no tenía ningún tipo de actividad y que apenas un vigilante se encargaba de velar por que nadie robara los neumáticos o, peor, que tuviera el tiempo suficiente para provocar que la enorme montaña saliera ardiendo como podría haber sucedido finalmente.
Por eso, estas fuentes denuncian que en los últimos siete meses, desde que se marchó Desechos y ruedas Iberia S. L., la última contrata ha trabajado en la zona para reciclar las ruedas (ya habían logrado reconvertir 7.000), el efectivo de seguridad ha estado en la puerta de la parcela día sí y día también, pero sólo durante media jornada. Se trataba, explicaron las mismas fuentes, del mismo vigilante que el Ayuntamiento de Seseña había contratado meses antes –coincidiendo con el inicio del contrato de esta empresa– para velar por la seguridad y, de paso ,«controlar los trabajos de la empresa», añadieron. Eso sí, ni entonces ni ahora nadie vigilaba por las noches la gran montaña de neumáticos.