El año pasado en la Comunidad se retiraron cerca de medio centenar de permisos, sobre todo, por la comisión de delitos de sus titulares. Las intervenciones de armas de la Guardia Civil concedieron el año pasado en Aragón 2.877 licencias de armas lo que aumentó el número de poseedores de este permiso hasta las 72.000 personas en la Comunidad. Se trata, en su mayoría, de escopetas y rifles para la práctica cinegética, que cuenta con muchos aficionados en Aragón.
Además de la expedición de nuevos permisos y de la renovación de los ya existentes, la Guardia Civil también se encarga de retirar las licencias a aquellas personas que han dejado de cumplir los requisitos para ser titular de las mismas. El año pasado, se revocaron cerca de medio centenar de permisos en la Comunidad, sobre todo debido a la comisión de delitos violentos como robos, malos tratos o lesiones.
Las licencias también pueden ser retiradas a aquellas personas que hayan cometido más de un delito grave relacionado con la seguridad vial, como dar positivo en un control de alcoholemia, o por el consumo habitual de drogas.
Tanto los juzgados como la Policía Nacional, cruzan los datos de personas condenadas o detenidas con la Guardia Civil para iniciar los trámites de revocación de las licencias y la posterior retirada de las armas.
Para obtener el permiso de armas, además del pago de una tasa que se sitúa en torno a los 100 euros, hay que aprobar un examen teórico y uno práctico y acreditar, a través de un certificado médico, una condición psicofísica adecuada para tener esta licencia.
Cada licencia es válida para varias armas, por eso en la Comunidad hay más armas declaradas que licencias. Por ejemplo, en la provincia de Zaragoza hay unas 39.000 licencias y solo el número de escopetas declaradas supera las 54.500.
En Zaragoza también hay 368 personas que están acreditadas como propietarias de armas históricas, que son aquellas anteriores al año 1890. Estas no tienen por qué estar inutilizadas, tampoco es necesario que sean reales: el reglamento establece que las reproducciones también tienen que estar acreditadas en el llamado Libro de coleccionista de armas, que es el equivalente a la licencia para las armas históricas.