Los drones están llegando al sector de vigilancia privada. Aprender a pilotarlos será fundamental para los guardas de seguridad. En España algúnas empresas ya han comenzado a utilizarlos.
El (muchas veces) tedioso trabajo de guarda de seguridad está a punto de convertirse en un empleo bastante más divertido, aunque solo para algunos: los que aprendan a pilotar drones. Este aparato, que está suponiendo una pequeña revolución en múltiples sectores, comienza a llegar también al de vigilancia y seguridad de instalaciones. Algunas empresas ya lo utilizaban para vigilar exteriores de fábricas y edificios, pero ahora también se usan en interiores. Y parece que han llegado para quedarse.
Aprender a pilotar drones se está convirtiendo en una de las actividades más demandadas en los últimos años. No es sencillo conseguirlo. En España es la Agencia Estatal para la Seguridad Aérea, AESA, la encargada de regular y expedir los permisos de conductor de drones. Y cada vez hay más gente con planes de apuntarse. Sólo las Organizaciones de Formación Aprobadas, o ATOS, supervisadas por AESA, pueden ofrecer la formación cualificada y otorgar los certificados necesarios.
Cursos de 60 horas y 1.000 euros
“Es algo así como el carnet de conducir, pero para drones. Los cursos duran unas 60 horas y cuestan alrededor de 1.000 euros”, explica a Teknautas Meritxell Codina, consejera delegada de Eurania, consultoría especializada en aeronáutica. “Cada vez hay más interes por parte de empresas y particulares de obtener estas licencias. El problema es que la regulación aún no está unificada a nivel europeo ni tampoco en cada país. Se debería establecer qué conocimientos son necesarios para manejar cada tipo de dron, algo que ahora mismo no está fijado. No es lo mismo manejar un dron pequeño que otro de 30 o 40 kilos”.
Esta experta reconoce que una de las futuras aplicaciones con mayor potencial para los drones es precisamente la de seguridad. “Lo interesante es que el uso de drones de vigilancia en interior no es competencia de AESA. Esta agencia solo se ocupa de la regulación en exteriores, por lo que las empresas tienen vía libre para probarlos y sacarles partido”. Muchas empresas de seguridad ya han comenzado a hacerlo. En España Prosegur es una de ellas.
La compañía presentó recientemente un dron para la vigilancia de interiores cuyo ‘software’ ha sido desarrollado en conjunto con una ‘startup’ gallega. Pesa dos kilos y viene equipado con dos cámaras, una normal y otra de infrarrojos para ayudar a detectar personas o animales mediante el calor. Ha invertido cinco millones de euros en el proyecto y espera comenzar a utilizarlo muy pronto para diferentes clientes.
El dron de Prosegur tiene una autonomía de 20 minutos y funciona guiado por un algoritmo de posicionamiento para evitar obstáculos.
“No se trata de sustituir el guarda de seguridad, se trata de integrar el dron con el factor humano. Por eso estamos formando equipos de profesores para otorgar carnets de pilotaje. En este momento sólo tenemos tres personas con este carnet, pero tendremos más”, explica a Teknautas José Manuel Caride, director de tecnología de Prosegur.
La tecnología desarrollada por esta empresa y sus socios sustituye al GPS en interiores dada su mala cobertura. El dispositivo, que tiene una autonomía de hasta 20 minutos, funciona guiado por un algoritmo de posicionamiento, y cuenta con sensores láser para orietarse y saber en qué punto del recinto se encuentra. De esta forma es capaz de realizar un reconocimiento del entorno, detectando y esquivando obstáculos.
La idea es facilitar el trabajo al guarda de seguridad y darle más herramientas para ser más efectivo. “Creemos que puede ser muy útil sobre todo a la hora de llevar a cabo rutinas como hacer la ronda. La idea es que si el el dron detecta un objeto no previsto o un movimiento inesperado, pueda aterrizar automáticamente. Sería entonces cuando el guarda entraría en juego para comprobar en persona qué está ocurriendo”, explica Caride.
También en exteriores
El dron desarrollado por Prosegur cuenta también con una versión muy similar pero pensada para exteriores. Aquí ya entra en juego la regulación de AESA que, según Meritxell Codina, es “insuficiente desde que salió en 2014”. La normativa actual de AESA, que prohíbe volar estos aparatos sobre poblaciones urbanas o tomar imágenes de la gente, iba a ser transitoria: “Desde el Gobierno aseguraron que saldría enseguida una normativa definitiva y mucho más completa”. El problema es que, un año y medio después, las operadoras de drones aún esperan.
Jordi Santacana, fundador de la firma española de drones Catuav, que ha trabajado con el CSIC o la Agencia Espacial Europea (ESA) en proyectos técnicos, científicos y medioambientales, cree que el de la seguridad será el próximo gran sector de estos aparatos. “En exteriores ya se utilizan por ejemplo para vigilancia de fronteras en EEUU con México. También para prevenir y controlar incendios. Creo que su uso en la seguridad privada y en interiores tiene todo el sentido del mundo. No es fruto de la moda, ofrece una ventaja competitiva a las empresas que los utilizan”, explica a Teknautas.
Según Codina, el potencial de los drones para crear nuevos empleos o mejorar los actuales a través de la especialización es innegable. El único inconveniente ahora mismo es regulatorio. “El problema es que muchas operadoras nacieron pensando que el marco iba a ser transitorio. Y sigue sin resolverse. Se encuentran en una situación vulnerable en la que no podrán mantenerse mucho tiempo”. Es probable que no haya una regulación completa hasta 2016. Para entonces, quien se dedique al sector de la seguridad y, además, sepa pilotar un dron, tendrá uno de los perfiles laborales más demandados del momento.