Los trabajadores defienden la continuidad de la actividad pero reclaman a Hércules de Armamento que "normalice la situación" tras el abandono de los vigilantes
La prohibición de producir armamento en lafábrica de armas de A Coruña es una de las causas que provocan la extinción de la concesión otorgada por Defensa al adjudicatario, Hércules de Armamento, de acuerdo con el pliego de condiciones delconcurso público convocado por las instalaciones de Pedralonga.
El Ministerio revocó de forma temporal la autorización de fabricar armas este miércoles por considerar que la planta no cumple las condiciones adecuadas de seguridad para producir y almacenar material armamentístico, después de que el día anterior los quince empleados de la empresa subcontratada para vigilar la factoría abandonasen definitivamente sus puestos de trabajo por impagos de la concesionaria, de entre 400.000 o 500.000 euros.
Aunque el pliego del concurso refleja que "la revocación por causa justificada, adoptada por la DGMA [Dirección General de Armamento y Material], de la autorización para poder fabricar armasen las instalaciones" motiva la extinción de la concesión, el Ministerio de Defensa, consultado por este periódico, no ha contestado en cambio si tiene previsto ceñirse a esta condición o si mantendrá activa la adjudicación a Hércules de Armamento. Una condición posterior del pliego añade que "las discrepancias que pudieran surgir por la interpretación de los documentos de la concesión serán resueltas por el órgano concedente".
Con el veto temporal a la producción de armas, sector al que Hércules, según su plan de negocio, pensaba dedicar el 44,58% de su productos, los 155 trabajadores con contrato solo pueden fabricar materiales destinados a otras áreas, como la automovilística o la civil. "No tenemos inconveniente y seguimos trabajando", reconoce el representante del sindicato CIG Xabier Riobóo, quien tras una asamblea de la plantilla celebrada en la noche del miércoles defendió la continuidad de la actividad de la fábrica coruñesa "ante cualquier intento que pretenda su cierre".
La CIG defiende también los puestos de trabajo, aunque a través de un comunicado reclama a la empresa una "pronta normalización de la situación socio-laboral" y pide a las Administraciones públicas que se "impliquen en la solución de todos los problemas para evitar el cierre".
Riobóo señala que Hércules de Armamento ha reiterado a la plantilla que hay varios pedidos de producción "importantes" tanto del sector civil como del armamentístico, por lo que el trabajo no va a cesar en la factoría. La CIG advierte no obstante de que en los próximos días seguirá informando de las "decisiones y actuaciones" que decida tomar.
La fábrica de Pedralonga completó ayer su segundo día consecutivo sin vigilancia privada, que corría a cargo de Segur Ibérica. Solo patrullas de la Policía Nacional realizan ahora labores preventivas al acudir a la entrada de las instalaciones en varios momentos del día y controlar también a los extrabajadores, que se concentran en el lugar en varios momentos del día. Fuentes de laDelegación del Gobierno afirman que el 091 continuará con estas tareas y realizará un informe de la situación.
El Ministerio considera que la fábrica de armas es una instalación estratégica, no "crítica", por lo que ha querido transmitir calma por la ausencia de agentes privados de seguridad en la instalación, algo sobre lo que sí alertaron sindicatos como USO y UGT. Su catalogación como planta estratégica la sitúa en el nivel 4 de activación del Plan de Prevención y Protección Antiterrorista, según fuentes policiales, por lo que debería estar vigilada. Desde la Delegación del Gobierno insisten en que de momento, si la prohibición de producir armas es temporal, se mantendrá la presencia de policías nacionales.
Hércules de Armamento no ha ofrecido aún explicaciones sobre el abandono del personal de seguridad ni ha reaccionado ante la prohibición temporal de producir armas. Tan solo directivos de la empresa comunicaron el miércoles a los trabajadores actuales la existencia de proyectos previstos.
De los 155 empleados que operan en la actualidad en la factoría una parte tienen contratos de ocho horas y otros, de media jornada.