El joven, que confesó los hechos a la policía, habría filmado a las víctimas colocando el móvil debajo de sus faldas o bien en los probadores o los aseos
Acechaba a mujeres bien parecidas en lugares públicos. Las seguía discretamente y aprovechaba el más mínimo descuido para colocar su móvil, con la cámara activada, por debajo de su falda, o bien deslizarlo bajo la puerta del baño o el probador para grabar sus partes íntimas. Sus víctimas se cuentan por decenas.
Es el modus operandi que la Policía Nacional atribuye a un joven de 24 años, vecino de Málaga capital, que ha sido detenido y actualmente se encuentra imputado por presuntos delitos contra la intimidad y de corrupción de menores, según confirmaron a SUR fuentes judiciales. El Juzgado de Instrucción número 14 de Málaga dirige la operación, en la que se ha intervenido abundante material pornográfico.
La investigación arranca el pasado agosto a raíz de la denuncia de una empleada del centro comercial Rosaleda que acudió a una comisaría de la Policía Nacional para denunciar que un hombre la había seguido a los baños y había introducido un teléfono móvil por debajo de la puerta. Sin embargo, ella se dio cuenta y el individuo emprendió la huida.
Los agentes abrieron dos vías de trabajo. La primera, revisar todas las imágenes captadas por las cámaras de seguridad del recinto para tratar de identificar en ellas al autor de la grabación. La segunda, peinar discretamente el centro comercial y establecer un dispositivo permanente de vigilancia por si el sujeto volvía a actuar.
La colaboración del personal de seguridad del establecimiento dio resultado. El 3 de agosto, uno de los vigilantes contactó con la sala del 091 para informar de que tenía retenido a un joven que, al parecer, había sido sorprendido mientras deslizaba su teléfono móvil por debajo de la falda de una clienta, que se percató de la maniobra, tal y como adelantó SUR (ver edición del 8 de agosto).
La policía detuvo al sospechoso e intervino su teléfono móvil. El paralelismo entre ambos episodios, a juzgar por las características físicas descritas por los testigos, era evidente. Los agentes lo trasladaron a comisaría para interrogarlo. Allí, el joven confesó que no era la primera vez que lo hacía. Según las fuentes consultadas, declaró que llevaba un mes actuando y que había filmado a mujeres tanto en grandes superficies como en tiendas céntricas de la capital.
La investigación pasó entonces de un caso puntual a un posible delito continuado. El juzgado autorizó una orden de entrada y registro en el domicilio del joven, donde se intervino material informático y teléfonos móviles. La Brigada de Policía Científica se encargó de examinar el contenido de estos dispositivos.
El informe, remitido ahora al juzgado, ha añadido nuevos cargos contra el sospechoso. Según ha podido saber este periódico, los investigadores no sólo han hallado grabaciones de las partes íntimas de «multitud» de mujeres, sino que también había imágenes y vídeos en los que aparecían menores de edad, de ahí que se le haya imputado por almacenar material pornográfico infantil «para uso propio».
La segunda fase de la investigación, que ha surgido a raíz del visionado de esas imágenes, ha consistido en identificar al mayor número posible de víctimas. Los agentes ya han tomado declaración a algunas de ellas y han remitido sus testimonios al juez, que sigue avanzando en la instrucción del caso. La operación, entre tanto, sigue abierta.