Juan Antonio Gorrochategui, vecino de El Astillero, decidió dejar de comer el pasado 24 de diciembre, en Nochebuena. Fue su forma de protestar contra lo que él considera una persecución judicial y de tráfico que comenzó con la retirada de su carné de conducir en 1995. Por entonces llevaba una vida feliz como empleado en una empresa de seguridad privada. Conducía su propio vehículo hasta que un día descubrió que le habían retirado todos los puntos del carné.
Comenzó entonces un calvario judicial y personal que todavía no ha concluido. A base de recursos logró recuperar el permiso de conducir, pero seguía sin trabajo y comenzaron otros recursos relacionados con la perdida del empleo y la nueva situación de su vida. Llegó a ingresar en prisión, según relató ayer un amigo.
Hace cuatro días que Gorrochategui decidió ponerse en huelga de hambre en su domicilio de El Astillero. En todos estos años no ha dejado de reclamar justicia a Tráfico y hace cuatro días tomó la decisión de dejar de comer. Anoche, muy debilitado por la falta de alimento, tuvo que poner fin, muy a su pesar, a su protesta, y una ambulancia lo trasladó desde su casa al Hospital Valdecilla.
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