14 de enero de 2013
Eulen ya tiene sucesor para heredar el trono del patriarca David Álvarez
El anciano David Álvarez (85 años) tiene claro cual de sus siete hijos le sustituirá al frente de la presidencia del grupo Eulen, el líder nacional en prestación de servicios generales a empresas. El pasado mes de septiembre, el empresario leonés movió ficha de manera calculada para convertir a su hija María José Alvarez Mezquíriz en administradora solidaria de Daval Control, la sociedad instrumental en la que el patriarca y su vástago han agrupado la participación del 60% que controlan entre ambos. Es decir, la entregó la llave del poder.
Tras esta maniobra del patriarca, María José añade a su condición de vicepresidenta y administrador solidario de Eulen, pues carece de consejo de administración, el control de la instrumental que aglutina el 60% del capital. Así es como David Álvarez ha decidido encauzar su propia sucesión una vez que el litigio judicial mantenido durante los últimos tres años con sus cinco hijos parece estar resuelto, aunque todavía queda pendiente el frente abierto en el holding patrimonial El Enebro (la cárnica Valles del Esla, los vinos de Vega Sicilia, Pintia, Alión…).
A pesar de su edad, don David sigue estando en activo, como demuestra la guerra librada contra cinco de sus hijos, aunque a otro ritmo y acompañado por una tercera esposa casi 40 años más joven. Antiguo fumador empedernido, el paso del tiempo ha hecho que su jornada de trabajo empiece ahora a las 11 de la mañana y que los exhaustivos chequeos anuales a los que se somete, como el realizado el pasado mes de agosto, duren dos días. Un tren de vida intenso al que no está dispuesto a renunciar, por mucho que una mayoría de sus herederos le invitaran de manera hostil a retirarse para cuidar de los nietos.
Esta situación hizo que todos los hijos (Emilio, Juan Carlos…) que ocuparon cargos de responsabilidad en Eulen tuvieran opción de presidir un negocio que factura cerca de 1.300 millones de euros al año. Como reconocen fuentes próximas al clan, el testigo ha sido entregado a Maria José, la única hija, junto a su hermano David, que apoyó al patriarca en la revuelta familiar abierta en 2010. Lo más importante, salvo cambios en los tribunales o reconciliaciones súbitas, ha quedado zanjado, pese a que los cinco rebeldes controlan en torno al 35% del capital que sólo les da derecho a protestar.
Aunque nunca ha ocupado puestos de relevancia en Eulen, la sucesora del patriarca se ha curtido como ejecutiva dentro del grupo de empresas familiar. Tras un rodaje en las tripas de la compañía madre haciendo estadísticas sobre absentismo laboral, María José luce en su hoja de credenciales la puesta en marcha de Valles del Esla, la apuesta del clan para participar en el negocio de la carne, al frente del cual estuvo más de diez años. Comenzó sin tener ni idea de vacas, como ella misma ha explicado en alguna ocasión, y terminó conociendo a todos los ganaderos de los montes de León, pero sin imaginar nunca que sucedería a su padre.
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