25 de enero de 2013

El cese de Ignacio Ulloa como secretario de Estado de Seguridad desmonta el proyecto de ubicar escoltas del País Vasco como vigilantes en las cárceles


Nuevo varapalo para los ex escoltas de personalidades políticas y judiciales en País Vasco y Navarra. El proyecto de reubicarles como vigilantes en las cárceles españolas, pospuesto en dos ocasiones por el Gobierno, ha quedado desmontado tras el cese del secretario de Estado de Seguridad.
Según ha sabido El Confidencial Digital, Ignacio Ulloa era el cargo del ministerio del Interior que estaba liderando ese proyecto, y ya había puesto fecha para la llegada de los primeros antiguos escoltas a las prisiones españolas.
En concreto, como ya se adelantó en estas páginas, el ex secretario de Estado fijó para el primer trimestre de este 2013 el traslado de los guardaespaldas, después de haberlo pospuesto, antes del verano, de octubre de 2012 a marzo de este año. Sin embargo, su cese ha dejado el proyecto en barrena.
Así lo confirman portavoces oficiales de los escoltas, que añaden: “Ya se han realizado los cuatro cursos programados para formarnos antes de reubicarnos en las cárceles, pero ese traslado no se ha producido ni se va a producir, porque todo ha quedado paralizado tras la salida de Ulloa”.
El primero de esos cursos se llevó a cabo en agosto de 2012, y tenía como objetivo preparar a los antiguos guardaespaldas para la vigilancia del perímetro de las cárceles. Ahora, con toda la formación ya realizada, los escoltas se han quedado sin ninguna salida laboral.
La “agonía” de los escoltas privados
En abril de 2012, el Gobierno anunció la reducción de un 54% del número de escoltas en el País Vasco y Navarra, después del alto al fuego definitivo de ETA. La decisión provocó que pasaran de ser 789 a 364.
Para los ‘guardaespaldas’ pertenecientes a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, Interior les ha buscado nuevo destinos, en la protección de mujeres maltratadas o en otras comunidades autónomas, pero los escoltas privados se encuentran ahora sin ningún tipo de trabajo.
Las fuentes consultadas por ECD explican que, a día de hoy, “hay unos 200 ex escoltas privados en ambas comunidades, que están encontrando grandes dificultades a la hora de reincorporarse al mercado laboral”.
En concreto, “todos aquellos que han intentado montar su propio negocio están siendo sometidos a la presión y al boicot de los grupos abertzales, que en los pequeños pueblos nos tienen localizados y nos están acosando”.
Uno de los ex escoltas a los que ha tenido acceso este diario cuenta un caso personal: “He abierto un bar y gente a la que yo echaba de los plenos del ayuntamiento por intentar agredir e insultar a la personalidad a la que yo protegía me están haciendo la vida imposible, haciendo de caciques con los vecinos para que no entren en mi establecimiento
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