Martel y García, una pareja de civiles
Dos vigilantes jurados logran una distinción por su colaboración con la Benemérita. Son los primeros en recibir tal honor en el Archipiélago
BORJA VALCARCE Juan José Martel Medina y Faustino García Puga, una pareja de vigilantes jurado, que no de Guardias Civiles, se convirtieron ayer en los primeros miembros de la seguridad privada de Canarias en recibir una distinción, mención honorífica de Clase A, por su colaboración en varios casos importantes con los agentes de la Benemérita de todo el Archipiélago. Por ese motivo, entraron en la historia del cuerpo fundado en 1844 y le dieron una imagen distinta al patio de la Comandancia de la Guardia Civil de la capital.
Al terminar el acto, y después de sacarse varias fotografías con sus compañeros guardias civiles homenajeados, expresaron su agradecimiento a los mandos de la Benemérita por el reconocimiento, que se ha traducido durante varios años colaborando con los agentes en "trabajos específicos de los que no podemos comentar nada", afirmaron.
Para Martel Medina (Visor Seguridad), "es una gratificación" a la labor que han realizado ya que "estas cosas las hacemos desinteresadamente", mientras que su compañero, García Puga (Securitas), apuntó que para él es "un orgullo profesional por la labor bien realizada".
Entre las personas condecoradas este año, destaca el Inspector del Cuerpo Nacional de Policía, César Fernández Alonso, que recibió la cruz con distintivo blanco por la colaboración entre ambos cuerpos.
"La colaboración con la Guardia Civil es de hace 27 años, desde que estoy yo en el Cuerpo y no solo aquí sino también cuando estaba en Cataluña", comentó al terminar el acto. "Hemos montado grupos juntos para esclarecer homicidios".
Para Fernández, haber recibido la cruz con distintivo blanco es "algo más que un honor, la cruz de Guardia Civil es algo que se lleva muy dentro, muy dentro", recalcó antes de asegurar que la colaboración entre ambos cuerpos policiales es "excelente" en la provincia.
La nota negativa al acto la puso una manifestación en contra del acuartelamiento en la Vega de San José. Mientras se desarrollaba, un grupo de personas cantaba en la calle pidiendo que los agentes dejasen el barrio.