11 de noviembre de 2015

Diez jóvenes causan un altercado en una sala de Valle Tabares

Los internos usaron hierros contra los educadores, según el personal El Gobierno dice que fue una pelea entre los jóvenes.
Dos educadores del centro de medidas judiciales de Valle Tabares hicieron frente en la noche del pasado lunes a unos diez jóvenes que se "amotinaron" en el interior de una de las salas de ocio del módulo 5. Dichos trabajadores sufrieron empujones, patadas, golpes diversos y hasta un mordisco al tratar de contener la actitud violenta de los individuos, que tienen edades comprendidas entre los 17 y los 21 años, según fuentes de los educadores. Fuentes del Gobierno canario, del que depende la Fundación Ideo, que gestiona el recurso, aclararon que fue una pelea entre internos y que no llegó a tener carácter grave, pese a lo cual se adoptaron medidas de seguridad para que el suceso no fuera a más.
El altercado comenzó poco después de las 20:30 horas en la "salateca", un espacio de ocio y esparcimiento. Los responsables del altercado, por circunstancias que se investigan, se abalanzaron sobre el personal. Ante esa circunstancia, dos educadores dijeron a sus tres compañeras que se dirigieran a otro departamento y cerraron con llave el recinto por dentro, con el objetivo de que la reyerta no adquiriera dimensiones de mayor gravedad.
Supuestamente, los internos rompieron las varas metálicas de un futbolín y de sillas para utilizarlas como pinchos e intimidar a los educadores, así como a los vigilantes de seguridad, que llegaron a la salateca en unos dos minutos.
Uno de los trabajadores sufrió una mordedura, golpes, empujones y patadas.
Finalmente, los jóvenes fueron reducidos y engrilletados por los vigilantes de seguridad. Los diez implicados en el "motín" fueron trasladados durante varias horas al recinto de aislamiento.
Fuentes del personal de Valle Tabares señalan que ejercen un "trabajo peligroso" y que reclaman más atención de la Fiscalía de Menores y del Gobierno canario para tratar de dotarlos de más "protección" ante las agresiones de los internos.
Una de las reivindicaciones pasa por su reconocimiento como "autoridad" ante los menores y jóvenes que están recluidos en el centro. Además, manifiestan que la legislación les ampara para disponer de grilletes y defensas (porras) en el interior de los módulos para poder repeler agresiones. Sin embargo, actualmente carecen de dichos medios y deben esperar a los vigilantes de seguridad, que se hallan en el exterior de los módulos, para poder reducir a los individuos violentos. Y desde el personal recuerdan que "en uno o dos minutos se pueden recibir muchos golpes". Fuentes de los educadores indican que "está en juego nuestra integridad física".