Por causas que se investigan, su propia arma se disparó y le impactó en la cara
Falleció en el hospital General donde fue trasladado con urgencia
Un trabajador de una conocida empresa de vigilancia de Castellón falleció este miércoles por la mañana después de que se disparara su propia arma en el campo de tiro San Huberto del Grao.
El vigilante murió en el hospital al que fue trasladado con urgencia desde el lugar del incidente para tratar de salvarle la vida.
Por causas que ahora se investigan, el vigilante de seguridad acudió a primera hora de la mañana del miércoles al campo de tiro de San Huberto, lugar donde se organizan en fines de semana campeonatos, para realizar prácticas con armas.
Este tipo de ejercicios entre los profesionales privados del sector de la vigilancia son controlados por la Guardia Civil por tratarse de prácticas de riesgo al emplear armas de fuego.
De acuerdo con el protocolo, los inscritos y agentes de la Guardia Civil encargados de la supervisión de las armas acudieron por la mañana al círculo San Huberto.
Por circunstancias que se desconocen, escucharon cómo el arma de uno de los vigilantes que iba a participar en la convocatoria se le disparó. Desde ese momento se dio aviso a la asistencia sanitaria de emergencia, que acudió con urgencia a la zona para asistir a la víctima.
El herido por su propia detonación no murió en el acto pero las lesiones eran irreversibles. De hecho, el fallecimiento se produjo al poco tiempo de ingresar en el hospital General, donde poco se pudo hacer por salvarle la vida. Este suceso se produce semanas después de que, en Artana, falleciera un cazador, natural de Betxí, por el disparo de un compañero de cuadrilla en una batida de jabalíes.
Dos muertes por disparos en un mes
Mientras en el caso del suceso ocurrido este miércoles en el círculo San Huberto están abiertas todas las hipótesis sobre el origen accidental o intencionado del disparo de la propia víctima, la tragedia ocurrida en Artana sí cuenta con una explicación.
En concreto, el joven cazador fallecido, de sólo 35 años de edad y miembro de una conocida familia de Betxí, recibió el disparo de otro cazador que le confundió con una 'pieza'.
El fallecido este miércoles llevaba en la empresa de vigilancia más de cinco años. Estaba casado y tenía tres hijos de su segunda mujer y una hija de un matrimonio anterior.