El gerente Luis Acosta señala que existe un sistema de detectores de movimiento e incendios que blinda el edificio a los intrusos
El gerente de la Fundación Canaria Auditorio y Teatro de Las Palmas de Gran Canaria, Luis Acosta, señaló ayer que "el teatro Pérez Galdós tiene asegurada su vigilancia las 24 horas del día". Acosta contestó así al hecho de que el recinto capitalino no tiene vigilante durante las tardes y la noches, como sucedía hasta el pasado junio. El gerente argumentó que "se ha hecho una inversión en cámaras y detectores de incendios y movimiento que mejora notablemente la seguridad del edificio".
Este periódico pudo saber hace unos días que la Fundación, que nació de la fusión de las instituciones que gestionaban el teatro y el auditorio Alfredo Kraus, había decidido retirar los vigilantes del viejo coliseo en horarios vespertino y nocturno. Sin embargo, Acosta quiso "tranquilizar" a quienes consideren que esto puede suponer un peligro para esta joya arquitectónica y artística. "La seguridad se ha visto notablemente fortalecida. Hay presencia física de los vigilantes las 24 horas en el Auditorio, que está conectado constantemente con los dispositivos de control del teatro Pérez Galdós", señaló. Estos dispositivos, según aclaró, han significado un desembolso económico. "Hemos invertido en mejorar la vigilancia del recinto, con el aumento del número de cámaras y la puesta en marcha de un sistema de detectores".
Los aparatos se han instalado para indicar si hay riesgo de incendio o si alguien intenta atravesar las puertas del Galdós. "Es un equipo de detectores, no sólo de movimientos, sino de incendios, que hacen que el teatro esté siempre bajo la supervisión de un vigilante", agregó el gerente de la Fundación.
Presencia física
En cuanto a la presencia física de vigilantes, efectivamente, hasta el pasado junio había dos más que ahora. Desde las 15.00 horas hasta las 7.00 horas del día siguiente no hay una persona dentro del edificio que se encargue de guardarlo. Pero Acosta quiso matizar que "eso no significa, en absoluto, que no haya vigilancia personalizada, porque se hacen unas rondas frecuentes para evitar cualquier incidente".
Estas rondas las realizan los vigilantes que se encargan del control de los edificios de la Fundación, según reveló el gerente de la entidad.
La decisión de poner más cámaras y detectores y reducir a las rondas la presencia física por las tardes y las noches se tomó para "racionalizar los recursos" con los que cuenta la Fundación. "Para eso se hizo la fusión", indicó. Se trata, por tanto, de evitar duplicidades.
A la pregunta de si se ha reducido o ha aumentado el presupuesto destinado a seguridad, el gerente responde que "el gasto se ha reducido, pero se ha incrementado la inversión cuando se han implementado los sistemas de vigilancia".
La idea, según expuso, es "incorporar a pleno funcionamiento las tecnologías y aplicarlas para mejorar el servicio y, al mismo tiempo, racionalizar el gasto".
La decisión no sentó bien a los miembros de la oposición en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que consideran esencial la vigilancia de este recinto. El Consistorio no se ha pronunciado hasta el momento sobre este asunto, ya que considera que es competencia directa de la Fundación recién constituida.