Con cámaras y sensores infrarrojos, los robots recorrerán la casa. Si detectan algo, mandan un mensaje a los dueños, con una foto o un vídeo, para que alerten a la policía

Quien habla es Pablo San Emeterio, el ingeniero informático que decidió buscarse la vida tras hablar con varias compañías del sector y descubrir que “el presupuesto se iba a unos 600 euros de primeras, y luego 40 euros todos los meses”, solo por colocar “varios detectores de presencia, sensores de apertura de puertas, ventanas y una centralita que al final, cuando detecta una intrusión, tiene que avisar a la policía”.