Carlos T.A. negó ayer ser el líder de la banda pero detalló una decena de atracos en chalés de empresarios con un fusil de asalto y ropa de camuflaje entre 2011 y 2013
Cinco acusados de la banda de atracadores paramilitares reconocieron los hechos ayer en la Audiencia de Palma y admitieron ser los autores de la oleada de violentos asaltos a mano armada en chalés de la isla entre 2011 y 2013. Los cinco sospechosos, todos encarcelados desde hace tres años y cuatro de ellos militares, confesaron haber participado en una decena de robos con intimidación en domicilios de conocidos empresarios como María José Hidalgo, directora general de Air Europa, en los que actuaron armados con un fusil de asalto HK G36 del ejército y con ropa de camuflaje. Carlos T.A., que se enfrenta a 200 años de prisión, negó ante el tribunal de la sección primera ser el cabecilla de la organización. "No soy el líder. Las decisiones se tomaban en conjunto. No era una unidad militar en la que yo daba las órdenes y el resto obedece. El fusil era de todos", subrayó. Sin embargo, sus compinches dijeron que él "lo tenía todo previsto", "lo sabía todo", "fijaba los objetivos" y también "el método de ejecución".
Los procesados detallaron ante la sala cómo planificaban los golpes, las vigilancias y los seguimientos que hacían a las víctimas y cómo perpetraban los atracos con el rostro oculto por pasamontañas o bragas y provistos de machetes, palos o un aerosol de pimienta. Carlos T.A., cabo del ejército que participó en una misión militar en Bosnia en 2001 y también estuvo en Afganistán, indicó que el fusil empleado, incautado por la Guardia Civil en la 'Operación Kraken', procedía de la base General Asensio, en Palma. De hecho, la mayor parte de los imputados se conocían y habían coincidido en el Regimiento Palma 47. El considerado jefe de la banda recordó que, para preparar uno de los asaltos en un chalé de un conocido joyero en Santa Maria, uno de los acusados estuvo unos días en los alrededores de la casa e intentó hacerse "amigo" de cuatro perros a los que daba comida para facilitar el golpe.
Solo uno de los seis imputados, que está libre, negó los cargos ayer en el juicio. El hombre, vigilante de seguridad y escolta privado con antiguos vínculos laborales o sentimentales con varios de los perjudicados, negó haber facilitado información a Carlos T.A. "Yo no daba información y menos para delinquir", destacó. "No he hecho nada de lo que se me imputa. Yo hablaba con Carlos de forma puntual en ferias, eran conversaciones normales. Jamás me comentó que se dedicaban a robar", añadió. Si bien el líder explicó que le sacaba información y le dijo que iban a asaltar una casa. "Le dije que tenía un equipo que se dedicaba a robar y él me fue dando información", detalló.
El resto de sospechosos admitió los asaltos. En uno, incluso pegaron dos tiros al aire. Dos de ellos hacían de transportistas.