3 de febrero de 2016

«Tenemos que tirar de familia y amigos»

Acampan por turnos frente al área de Urgencias y sobreviven gracias a las ayudas externas mientras esperan una solución
Los vigilantes de seguridad del San Agustín cumplen dos semanas de huelga y tres meses sin cobrar
Están en la cuarentena y son hombres como la mayoría, con hijos, hipotecas... pero sin ingresos desde hace tres meses. Los vigilantes del hospital San Agustín cumplen tres meses sin cobrar, y la solución sigue sin llegar. «Desde que entró esta empresa (Seguridad Empresarial Navarra) no nos han pagado ninguna nómina en plazo», asegura Alfredo Pedralles, uno de los trece trabajadores del servicio, en huelga desde hace dos semanas.
Los problemas para el cobro ya comenzaron a darse hace dos años, con otras compañías, pero desde el pasado junio la situación comenzó a agravarse, y los vigilantes del Área Sanitaria III tuvieron que comenzar a buscar otras soluciones. «Tiras de la familia de los amigos...», cuenta Pedralles. Lo malo es que cada vez hay menos esperanzas de recuperar ese dinero, ya que la empresa que les adeuda tres nóminas y la paga extra está en preconcurso de acreedores.
Pero su preocupación no son únicamente las mensualidades atrasadas; también temen por sus empleos. El Principado ya ha manifestado su voluntad de rescindir el contrato con SEN y, sin empresa, se irían directamente al paro. Eso les permitirá cobrar la prestación, pero temen no ser subrogados si los plazos para una nueva licitación se alargan. «Se lleva mal y cada día peor», dice otro de los trabajadores, José Luis Díaz. «Aquí estás todo el día pensando en eso y dándole vueltas a la cabeza», explica.
Desde hace diez días permanecen acampados en las zonas verdes frente al área de Urgencias. Allí, con andamios y unas lonas han montado un tenderete que se ha convertido en su nuevo hogar. Es donde hacen ahora sus turnos de trabajo, y pasan la mañana, la tarde, y también la noche. «Se pasa mal por el frío y la humedad, pero seguiremos en la lucha día a día», dice José Iglesias, representante sindical. Duermen sobre colchonetas en pequeñas tiendas de campaña, y apenas necesitan nada más, porque la gente se está volcando con ellos.
A primera hora de la mañana comienzan a llegar los cafés para el desayuno. Se los lleva el propio personal del hospital, y esa es solo la primera muestra de solidaridad del día. «La gente nos pregunta qué es lo que necesitamos, y nos lo trae», agradece Iglesias. Hay bebidas, empanadas, embutidos... que llegan de los pacientes, de los vecinos o incluso de algunas empresas.
«Nunca se nos pasó por la cabeza que podríamos vernos así», reconoce otro de los empleados, Estanislao Suárez. Ellos gozaban de una cierta seguridad por el hecho de estar trabajando, en última instancia, para una administración pública, pero han terminado sin cobrar y en huelga.
3.000 euros en bonos
Cuentan, eso sí, con muchas ayudas. En la cafetería del hospital se venden bonos de 5 euros, y el dinero recaudado se reparte entre los vigilantes, atendiendo a las necesidades de cada uno. De momento ya se han recaudado alrededor de 3.000 euros, que a algunos les han salvado de algún aprieto. Puedes apretarte el cinturón en algunas cosas, pero llega un punto en el que ya no puedes ajustar más», explica Rubén López, que reconoce que «cuatro mensualidades es mucho dinero». Dentro de unos días habrá que sumar a esta cuenta la de enero.
«No nos dan ninguna solución, y esto ya es horrible», dice Víctor Manuel Gallardo. Él lleva ya 20 años en el servicio de seguridad del hospital, y lamenta que las administraciones les del «caramelinos, pero no solucionan nada». El colectivo aún sigue a la espera de que el Sespa responda al planteamiento de Presidencia, asuma el servicio y proceda a licitar un nuevo contrato, del que esperan que resulte adjudicataria una empresa que les pague.
Hoy cumplen dos semanas de huelga y, aunque se ha movido alguna ficha, la solución definitiva sigue sin llegar. Lo que sí llega son más y más apoyos. Ayer recibieron a los alcaldes de Castrillón e Illas, y también la diputada regional de I U, Marta Pulgar, urgió al Principado a solventar el conflicto.