15 de febrero de 2014

Limpiemos el nombre de los vigilantes de seguridad

Andén en la estación de Chamartín, Madrid. (JORGE PARÍS)
Andén en la estación de Chamartín (Madrid). Foto: JORGE PARÍS
Después de varios meses pensando si escribir esto o no, por fin decidí hacerlo. Soy vigilante de seguridad de una de las empresas más importantes de este país. Siento un terrible malestar con la situación que estamos viviendo muchos de nosotros en estos momentos. Reconozco que dentro de esta profesión habría que hacer una buena limpieza de personajes que solo saben ensuciarla, pero no todos son así.
Mi caso es el siguiente: presto servicio en la estación deAdif Madrid-Chamartín. Mis cometidos, entre otros, han sido desde patrullar la línea de alta velocidad de la zona norte (controlando el robo de cobre), hasta pasar controles de seguridad en las salidas de los trenes de alta velocidad, pasando por estar junto al responsable de equipo atendiendo cualquierincidencia que pueda surgir dentro de la estación.
En el mes de octubre del 2013, prestando servicio, recibimos el aviso de la central de un hombre conpérdida de conocimiento en el andén de la vía 10. Me encontraba solo en el vestíbulo en ese momento, había varios compañeros repartidos por la estación junto a policías nacionales y municipales porque era un día de huelga. Tras el aviso corrí hacia dicho andén y efectivamente encontré a un hombre tumbado en el suelo, estaba completamente morado, cianótico y sin constantes vitales. En primer lugar no sabía cómo reaccionar —hacemos cursos continuamente de reciclaje, pero nunca me había encontrado en esa situación—. Hubo unos segundos en los cuales me sobrepasó la situación, había muchísima gente alrededor, pero en un momento dado le giré, abrí su camisa y empecé a realizar el RCP. Conseguí reanimarle dos veces. No recuerdo cuánto tiempo estuve hasta que llegó el SAMUR pero se me hizo eterno. Me acompañaba un compañero que ni siquiera estaba de servicio y un joven que dijo ser bombero.
De todo esto he sacado una felicitación de la empresa y la amistad que me une hasta el día de hoy con ese hombre. Raro es la semana que no pasa por la estación para saludarme y darme un abrazo. Hubo felicitaciones in situ del cuerpo nacional de policía, agentes municipales y SAMUR, los cuales me tomaron datos para sus respectivos informes. Y aquí viene el tema: ¿Dónde están esos informes y esa mención que se supone que iban a darme? En ningún sitio. ¿Y esa grabación de móvil que siempre sale del ciudadano? Ah, que solo sale cuando un vigilante está pegando a alguien, el salvar una vida no sirve. Si hubiera sido un miembro de las FFCCSS ya estaría en todos los medios.
Mucha gente nos trata como basura, nos llaman policías frustrados, ‘seguratas de mierda’… No se imaginan las burradas que nos llegan a decir cuando estamos cara al público y más ahora que estamos tan de moda. Mucha de esa gente no tiene ni idea de las funciones que realizamos cada día por un sueldo que no llega a mil euros y que ahora nos quieren bajar. En definitiva, solo me queda seguir trabajando como hasta ahora y ayudar a limpiar poco a poco el nombre de los vigilantes de seguridad.