El 'nuevo' sistema de control de aforo anunciado por el Ayuntamiento es el mismo de la trágica fiestaEl pabellón municipal ni tiene licencia de actividad ni la ha tenido nuncaEn dos de las puertas usadas aquella noche se han colocado ahora cámaras falsas
Han pasado casi tres años, y se supone que todo ha mejorado... Pero en realidad sigue igual. El edificio del Madrid Arena sigue siendo inseguro, y no se dan las condiciones para evitar que ocurra una tragedia como la que costó la vida a cinco chicas en la fiesta de Halloween de 2012.
Pese a las nuevas medidas de seguridad anunciadas el pasado viernes por el Ayuntamiento, la realidad es que las cosas siguen prácticamente como estaban: lo más grave, el asunto que más soliviantó al juez Eduardo López-Palop durante la instrucción de la causa, es que el recinto municipal sigue sin tener una enfermería en condiciones.
Cuando el empresario de la noche Miguel Ángel Flores montó aquella fatídica fiesta, la enfermería era un cubículo «en el que no había ni agua corriente», como detalló Palop en su auto de imputación a los médicos Simón y Carlos Viñals.
En la actualidad, la enfermería ya no es el cubículo que fue: ahora es el cubículo de al lado, el que usó en aquella trágica noche como ropero, y que por no tener, tampoco tiene ni agua. Es decir, de ocurrir una desgracia similar, la atención médica a las víctimas no se podría llevar a cabo adecuadamente en la enfermería.
Es cierto, también hay que decirlo, que se han realizado mejoras y hay algunos planes en marcha, pero falla lo básico. La concejala del Ayuntamiento Celia Mayer detalló el pasado viernes que se instalarán cámaras nuevas en el recinto, porque hay que recordar que, pese a los más de 100 ojos que vigilaban el edificio, el suceso no quedó grabado, ya que la avalancha se produjo en un vomitorio donde sólo había una carcasa vacía, sin cámara dentro.
Ese vomitorio cuenta con una cámara de verdad desde el pasado 9 de septiembre, pero hay otras cámaras que ya se han instalado... Y no funcionan, porque no están conectadas a nada.
Una de ellas es la de la puerta llamada F-14 (en la foto de arriba), puerta que aquel Halloween de hace tres años se utilizó como entrada de los clientes VIP de Miguel Ángel Flores -siempre había mucho VIP en sus fiestas- y también para los organizadores.
Otra de esas cámaras que no funcionan está en la entrada F-3, que fue utilizada en el evento del suceso por el público, pero que estaba flanqueada por varios coches patrulla de la Policía Municipal y también por vigilantes de seguridad privada, que entonces pertenecían a la empresa Seguriber.
Control de aforo digital
Además, una de las medidas anunciadas por el Ayuntamiento el pasado viernes para mejorar la seguridad de ese edificio durante los eventos es el control de aforo mediante la instalación de elementos digitales de control de aforo (es decir, pistolas lectoras de códigos). Ese sistema, según se explicó, se estrenará en un evento cultural el próximo 19 de noviembre con el espectáculo Sama-Sama del Circo del Sol. Lo que falta mencionar es que aquella noche de hace tres años ¡ya se usaron las pistolas lectoras de códigos! La empresa Dato fue contratada para controlar las entradas aquella noche, como lo había sido para muchas otras noches.
Un poco antes de la entrada principal del edificio se instalaron ocho filas separadas por vallas. Al final de cada fila había un ordenador, controlado por un trabajador, que a su vez pasaba todas las entradas del personal por una pistola lectora de códigos de barras y además guardaba las entradas en unas urnas.
Aquello debería haber sido suficiente para controlar el aforo, pero no fue así, porque o bien nadie estaba pendiente de cuándo había que cortar el paso del público, o bien a nadie le interesó hacerlo.
Una mejora actual es que desde verano de 2013 la seguridad privada de todo el recinto depende de la empresa Alerta & Control. Ésta compañía, según el pliego de condiciones del contrato, debe ser la encargada de controlar el aforo en todos los eventos que haya.
Sin embargo, visto lo ocurrido en el último evento de hace tan sólo tres semanas, el Arnold Classics, con Arnold Schwarzenegger como estrella invitada, no fue así, ya que se produjo un sobreaforo que terminó en el desalojo del público y quejas de la organización del evento.
El aforo se midió con contadores de personas manuales, y no sirvió para controlar a los asistentes. Además, hay que plantear otra medida de aforo en el interior del edificio: hay tres pisos, y el del arriba no tiene cuartos de baño; por tanto, toda la gente se mueve entre plantas para ir al baño, con lo que el aforo, que se calcula para cada piso, se incumple cada vez que hay un evento de cualquier tipo.
Por último, el local sigue sin tener licencia. Nunca la tuvo. Todo esto ha llevado a Isabel de la Fuente, madre de una de las chicas fallecidas, Cristina Arce, a recoger firmas para pedir el cierre del edificio. La semana pasada se reunió con los concejales Pablo Soto, Celia Mayer y Javier Barbero para trasladarles sus dudas sobre la seguridad de este recinto, que todavía sigue en entredicho.