Dos jóvenes de 23 y 19 años fueron detenidos esta semana por la Policía Nacional en las cercanías de la estación de Monforte acusados de pintar un mural en los vagones de un tren de pasajeros. Son las primeras detenciones de grafiteros del 2015, pero no el primer incidente de este tipo en lo que va de año. El mismo tren fue objeto de pintadas en otras tres ocasiones desde el mes de mayo. La longitud de la instalaciones ferroviarias monfortinas, la facilidad para entrar a las vías y la falta de personal de seguridad convierte a la estación monfortina en poco menos que un paraíso para los grafiteros aficionados a estampar su firma en trenes.
De hecho, estos dos arrestados no son de Monforte. El mayor es un vecino de Vilagarcía y la más joven una mujer de A Coruña. Al parecer, el vigilante de seguridad que estaba de guarda en la estación los vio en un coche y sospechó de ellos, así que avisó a la Policía. La patrulla que respondió a la llamada los sorprendió cuando volvían de las vías, según la información facilitada ayer por la comisaría.
La Policía asegura que llevaban con ellos dos bolsas con veintiséis botes de pintura en spray, dos pares de guantes y una cámara de vídeo, aunque el comunicado oficial no aclara si la utilizaron para grabar la realización del mural. Según esta versión, los dos sospechosos llegaron a las cercanías de las vías en un coche que dejaron aparcado en el barrio de As Cruces. Cuando llegaron los agentes, ya habían salido del coche y el vigilante de la estacion les dio las descripción. Esperaron a que volviesen y después comprobaron que en las vías había un tren «totalmente pintado», en descripción de la Policía.
El tren en cuestión es el que cubre a diario la línea de media distancia entre Monforte y A Coruña. Tiene su salida a las siete de la mañana y es el único convoy de viajeros que pasa la noche estacionado en Monforte, así que es el blanco preferido de los grafiteros. En la madrugada del martes había quedado estacionado en el andén segundo de la vía tercera, una de las más alejadas del edificio de la estación. A ese mismo tren ya le pintaron grafitos este mismo año en mayo, julio y septiembre. Según la Policía, el borrado del mural y el repintado del tren costará 3.500 euros.
Hasta hace unos años, durante las noches vigilaban la estación dos guardias jurados, pero ahora ese turno lo hace solo uno. Tiene bajo su responsabilidad todas las instalaciones comprendidas entre el museo del ferrocarril y el taller de reparación de vagones, a algo más de un kilómetro de distancia entre sí.
Es el cuarto incidente similar.