Con cámaras y sensores infrarrojos, los robots recorrerán la casa. Si detectan algo, mandan un mensaje a los dueños, con una foto o un vídeo, para que alerten a la policía
La misión: proteger un chalé de tres pisos con jardín sin plegarse a los escandalosos presupuestos de las principales empresas de seguridad. El encargado de llevarla a cabo: un experto en seguridad informática con muchas líneas de código a sus espaldas pero escasa experiencia con el 'hardware'. El plan: recurrir a los vehículos no tripulados para defender la vivienda “un poco como lo hace el Ejército”. Por tierra, mar y aire. Bueno, “el mar lo descarto porque no voy a inundar la casa”.
Quien habla es Pablo San Emeterio, el ingeniero informático que decidió buscarse la vida tras hablar con varias compañías del sector y descubrir que “el presupuesto se iba a unos 600 euros de primeras, y luego 40 euros todos los meses”, solo por colocar “varios detectores de presencia, sensores de apertura de puertas, ventanas y una centralita que al final, cuando detecta una intrusión, tiene que avisar a la policía”.