En la seguridad del día a día cuentan, sobre todo, los detalles, y más en los centros comerciales en los que hay mucha gente y toda diferente. Hay que cuidar que las salidas de emergencia estén libres y que no haya nada que haga peligrar una evacuación general del edificio
GEMMA MALVIDO A CORUÑA Dice Eduardo Rey, el coordinador de seguridad del centro comercial Dolce Vita, que lo más importante para garantizar la seguridad en un recinto, cualquiera que sea, es "conocerlo al dedillo". No es la única medida, claro, hay muchas más, como los simulacros o los estudios pormenorizados de las situaciones de peligro, como una firma de discos o la visita de un cantante famoso a las instalaciones.
La seguridad es prevención, pero es también rutina y apariencia. Los centros comerciales utilizan cámaras y vigilantes. "No es solo para prevenir hurtos sino porque la gente tiene que saber que hay alguien a quien puede dirigirse si tiene algún problema", explica Rey.
Los centros comerciales tienen que poner especial empeño en los detalles porque por sus pasillos caminan adultos, ancianos y niños, así que todo tiene que estar en perfecto orden. "Las puertas de emergencia tienen que estar siempre despejadas y hay que estar atento a cualquier cosa, que no haya charcos, que si a una mamá se le cae el potito cuando le estaba dando la merienda a su hijo, que los de mantenimiento lo limpien inmediatamente para que no suponga un peligro", explica Rey.
Para el responsable de servicios generales de Espacio Coruña, David Ramos, lo peor que puede pasar en un centro comercial es que haya que hacer una evacuación general del edificio por un incendio o por un aviso de bomba. Cada uno de los locales del centro comercial cuenta con su propio sistema de seguridad. Si hay un incendio o una inundación en una tienda concreta, por ejemplo, existen mecanismos que permiten que el peligro no se propague por todo el complejo. "Los vigilantes no van armados y no queremos que vayan armados", aclara David Ramos, que apuesta por el estudio de las situaciones para evitar peligros. "Si hay un concierto, por ejemplo, tenemos que prever cuánta gente va a venir y de qué tipo será, entonces tenemos que ver cómo controlamos a la masa y qué refuerzos necesitamos para que no se desmadre el asunto", explica Ramos.
Los planes de autoprotección de los edificios están registrados en la Xunta y tienen que tener en cuenta, por ejemplo, la ley de prevención de riesgos laborales de 1995. En Marineda City, los actos multitudinarios cuentan con la colaboración de los servicios de emergencia públicos, como Cruz Roja o la Policía Local.
En el plan de autoprotección de Marineda City se recogen "y clasifican las emergencias según el tipo de riesgo, se estudian y planifican los dispositivos de actuación necesarios ante intervenciones en situaciones de emergencias con el fin de disponer de personal formado, organizado y adiestrado para ello", explica el responsable de seguridad del centro comercial, Jesús Mourelle.