Fueron colocadas el pasado septiembre, pero no graban ni emiten señal. La noche de la tragedia había media docena de dispositivos que tampoco funcionaban
Las últimas cámaras de vídeo instaladas por el Ayuntamiento en el pabellón Madrid Arena son de pega. Los dos dispositivos, situados en diferentes accesos al recinto donde murieron cinco chicas hace cuatro años por una avalancha, han sido colocados en sendos accesos al recinto, pero ninguno graba ni está conectado a ningún sistema de almacenamiento.
Junto a ambas cámaras, sin embargo, la empresa municipal Madrid Destino, encargada de gestionar esta instalación y otras donde se celebran espectáculos de mesas -como la Caja Mágica o el Palacio de Deportes-, ha colgado un cartel que advierte que se están grabando imágenes conforme a lo regulado en la Ley de Protección de Datos, lo que lleva a concluir que la finalidad es puramente disuasoria, extremo que de hecho confirman fuentes municipales.
Las mismas fuentes aseguran que las cámaras están colocadas mirando hacia una vía pública, por lo que la normativa les impide estar activadas. No en vano ha habido ya varias sentencias que han condenado a centros comerciales por dirigir sus dispositivos de grabación hacia las puertas de entrada y obtener imágenes de la calle, zonas que solo pueden ser grabadas por la Policía y la Guardia Civil bajo orden judicial.
La trágica noche del 1 de noviembre de 2012 también fue polémica porque precisamente la cámara que enfocaba al vomitorio donde fallecieron las niñas era de pega. Las fotos que acompañan a esta información muestran los dos puntos en los que se encuentran los dispositivos. Se trata del acceso de mercancías del Madrid Arena (F-14) y de la entrada en la que la noche de la tragedia se encontraban Policía Municipal y Vigilantes de Seguriber (F-3). En la primera zona fue por donde, según indicó el principal imputado en la causa, Miguel Ángel Flores, en sus primeras declaraciones, se colaron miles de personas, extremo que posteriormente no ha sido comprobado.
Las dos últimas cámaras instaladas no son las únicas que no funcionan. Desde hace dos meses, Madrid Destino ha ordenado que dejen de grabar todas las que enfocan al exterior del recinto, por el mismo motivo ya apuntado. El centro de control del Madrid Arena, por lo tanto, que hasta hace dos meses registraba imágenes del interior y del exterior, se limita ahora a registrar lo que ocurre únicamente de puestas para adentro.
Los aparatos siguen puestos en las mismas zonas del exterior del pabellón, pero ya no están conectados. Las mismas fuentes apuntan a que todas estas cámaras serán reubicadas en un futuro dentro de la instalación para mejorar el control y admiten que la función de las dos últimas instaladas (que además son fijas, no se pueden mover desde el centro de control) es únicamente disuasoria.
Las colocación de cámaras de pega era frecuente antes en el Madrid Arena. De hecho, la noche de la tragedia de noviembre de 2012 había media docena de vídeo cámaras que no grababan ni estaban conectadas a centro de control alguno.
Desde que se produjo la terrible fiesta de Halloween de 2012, los cambios implementados en el recinto han sido escasos. Los responsables municipales continúan dando órdenes a los vigilantes, aunque esta vez a través de walkie-talkie y no vía teléfono móvil como ocurría hace cuatro años, cosa que los profesionales de la seguridad privada critican porque los primeros no tienen criterio. También sigue habiendo contadores manuales y el mismo equipo informático que sufre cortes que existía hace cuatro años.