Sofía Bessayah, que perdió la movilidad de un pie en un partido de Champions en 2010, sigue a la espera de juicio
Esta guardia de seguridad, que trabajaba en el Camp Nou cuando ocurrieron los hechos, reclama justicia tras cinco aplazamientos
La fecha del 28 de abril de 2010 se ha quedado grabada con fuego en la mente de Sofía Bessayah Font, de 35 años.Cada noche se desvela entre las cuatro y las cinco de la madrugada con la imagen del gravísimo percance que sufrió en ese encuentro de semifinales de Champions en el Camp Nou entre el Barcelona y el Inter de Milán, cuando le explotó una bengala en el pie izquierdo nada más terminar el partido. Ella estaba trabajando como vigilante de seguridad. Después de casi seis años, aún no ha habido juicio, por lo que se ha decidido a recoger firmas a través de Change.org para reclamar al FC Barcelona, a la UEFA y a las empresas aseguradoras (Seguridad Express, para la que trabajaba, además de Prosegur, Securitas, AXA Seguros, Zurich Seguros, HDI Hannover International y Sequor Seguridad) que se celebre al fin y que no haya un sexto aplazamiento (cuatro de ellos, entre octubre y diciembre, en 2012, 2013, 2014 y 2015, además de otro pospuesto a su vez en el pasado año, pero en junio). Fue a comienzos de este mes cuando inició la campaña de recogida de firmas, en solo tres semanas llevaba 150.000 y en la actualidad acumula 189.806.
«Tomo 13 pastillas diarias, entre ellas 300 miligramos de opio en pastillas, que me rebajan 8 horas de dolor»
La mayor humedad de Barcelona le hizo decantarse por vivir en la Costa del Sol. En un principio, permaneció en Torremolinos, pero necesitaba algo más de tranquilidad y desde hace un año reside en una casa de campo alquilada en Alhaurín el Grande junto a su pareja y los hijos de ésta, de 5 y 9 años, que por momentos le evaden de la realidad con los juegos de mesa.
«Durante el partidovigilaba el pasillo interior que da la vuelta al Camp Nou. Me gusta (me gustaba) mi trabajo.Yo era patrulla de apoyo en caso de incidente entre los hinchas azulgranas y los italianos. Cinco minutos antes del final, mi jefe me dijo que el ambiente estaba agitado y que me fuera de apoyo a bloquear la salida de los tifosi para que no salieran al mismo tiempo que los del Barça. Se cumplen los 90 minutos y el árbitro da dos minutos de descuento. Marca gol Bojan, pero el árbitro lo anula por fuera de juego. Y la afición del Barça lanza bengalas de fogueo, latas e incluso jarras de cerveza de cristal».
Sofía, cuyos padres y hermanas viven en Francia, está harta de recrear ese maldito instante, pero sabe que es la manera de que conozcan su caso. Desde el FC Barcelona le recomendaron en 2010 que no hablara con los medios, pero estima que está en su derecho, máxime después de no ver el final del túnel, de estar sometida a 13 pastillas diarias y a un tratamiento psicológico al no poder dormir por las noches. Continúa narrando... «Una bengala rebotó en el último escalón de la escalera. Soy diestra y subí primero el pie derecho. No pisé la bengala, como alguien ha escrito. No debían haber dejado entrar en el campo artefactos pirotécnicos. Yo estaba entre dos bocanas. Me alcanzó y caí al suelo. Tenía quemaduras de tercer grado. Un vigilante perdió el 70 por ciento de su oído y a otro se le rompieron todos los dedos de un pie con la onda expansiva. ¿Sabes esa sensación que tienes cuando se duerme una pierna? Pues yo la tenía, pero de cintura para abajo. En vez de quedarme quieta, me levanté y noté cómo se rompían todos los huesos. Tenía el pie colgando. La explosión me reventó la bota, que tuvieron que cortarla y empecé a desangrarme. Desde que pasó hasta que me pincharon pasaron cuatro horas. Yo estaba chillando de dolor».
Como consecuencia de ello, además de haber perdido la movilidad en el pie izquierdo (solo puede mover los dos dedos del medio), tiene dañados la rótula, el menisco y el ligamento cruzado. Ha sufrido ya 11 operaciones. Por si fuera poco, asegura que en unos años deberá operarse de la rodilla derecha, al cargar todo el peso sobre ella cuando anda con el bastón. «Tomo 13 pastillas diarias, entre ellas 300 miligramos de opio en pastillas que me calman 8 horas el dolor, y cada tres semanas tengo que ir al psicólogo y al podólogo».
«He sufrido 11 operaciones. Tengo dañados el menisco, la rótula y el ligamento cruzado de la pierna izquierda»
Sofía prefiere no hablar del dinero que le correspondería, aunque admite que el pasado octubre las aseguradoras quisieron «celebrar un acto de conciliación para que no hubiera juicio y me ofrecieron 200.000 euros, cuando ni siquiera habían leído el expediente». Habla deprisa, como queriendo recuperar el tiempo perdido, aquél cuando corria o practicaba judo (era cinturón negro, segundo dan) porque siempre le encantó hacer deporte. Espera que llegue el buen tiempo, porque la piscina le alivia mucho.
«Merezco pasar página. Cuando llegue el día y haya una sentencia, ellos (los demandados) seguirán con sus risas. Soy un grano de arena en sus vidas, seguiré con mis dolores de por vida. Pido justicia. Me han jodido mi vida, mi carrera y mi deporte. Jamás volveré a pisar un campo de fútbol. Soy como un perro que se asusta ante cualquier petardo».