Alba Sanz y Carmen Muñoz han puesto en marcha la agencia de investigación Vestigium
Su profesión arrastra un gran número de clichés, y es que, la figura de detective siempre despierta la curiosidad y la fascinación de todos, más cuando la que la desempeña es una mujer. En este caso son dos. Ellas son Alba Sanz y Carmen Muñoz, dos licenciadas en criminología, detectives y directoras de seguridad que han puesto en marcha su agencia de investigación Vestigium.
La vida profesional de Alba ha transcurrido principalmente en departamentos de marketing de empresas del sector de las telecomunicaciones. Por su parte, Carmen trabajó durante ocho años como vigilante de seguridad, una profesión que le apasionaba. Por pura vocación, ambas estudiaron criminología y más tarde se conocieron durante un curso de director de seguridad. Hicieron juntas las prácticas, lo que les sirvió para conocer el sector y detectar procedimientos, según ellas, poco efectivos. Fue en ese momento cuando empezaron a plantearse la posibilidad de montar su propia agencia.
Durante unos meses estuvieron madurando la idea, haciendo estudios del sector y de la competencia, valorando diferentes metodologías de trabajo y vieron en qué aspectos podían innovar en un sector tan clásico como el de la investigación privada. Ajenas a los trámites que conlleva montar una empresa, juntas participaron en la formación CREA para emprendedores del Ayuntamiento de Valladolid, lo que les ayudó a tener una visión más global de su proyecto. El siguiente paso era encontrar la ubicación de la agencia. Tenían claro que querían establecerse en la zona centro de Valladolid para ser más accesibles para sus clientes. «Vimos muchas oficinas y al final elegimos ésta en la calle Fray Luis de León. Estaba situada en un edificio con numerosos despachos profesionales, lo que daría privacidad a aquellos clientes que quisieran visitarnos y sin ser vistos entrando en una agencia de detectives», aclaran.
En Agencia Vestigium cuentan con tres tipos de clientes, particulares, empresas y otros profesionales, especialmente del sector jurídico. «La gente al hablar de detectives se imaginan a un Sherlock Holmes con lupa y todo», bromea Alba. «Ser mujeres es un punto a nuestro favor, los clientes, sobre todo si también son mujeres, sienten mucha más cercanía con nosotras. En nuestro trabajo la confianza es algo fundamental. Además, a la hora de hacer una investigación, somos más camaleónicas y pasamos más desapercibidas, ya que lo habitual es que los detectives sean hombres. Nadie se suele imaginar que una chica de treinta años le esté siguiendo por la calle», añade esta joven, quien asegura tener el maletero de su coche repleto de cambios de ropa, pelucas y complementos para poder ocultarse rápidamente en caso necesario.