La Guardia Civil desarticuló una red dedicada a la venta de armas en el mercado negro, mediante la Operación Taronja, con el arresto de siete personas y la incautación de un centenar de armas y 21.000 cartuchos con varios registros domiciliarios, uno de ellos en Gran Canaria. Entre el material que vendían se encuentran desde armas de guerra como fusiles de asalto o subfusiles hasta otro tipo de armas prohibidas como bastones escopeta o llaveros pistola, según informó ayer la Guardia Civil.
Las armas proceden, en su mayoría, de países del Este, aunque algunas otras son de Estados Unidos y de las Fuerzas Armadas españolas -como algún cetme incautado-. Los miembros de la red adquirían las armas fundamentalmente en el extranjero a través de internet y las recibían a través de paquetes postales.
Esta operación se realizó en Alicante, Málaga, Murcia, Vizcaya, Navarra, Cantabria, Burgos, Barcelona, Sevilla, Cádiz, Córdoba y Las Palmas de Gran Canaria.
Un portavoz de la Comandancia de la Guardia Civil en Las Palmas precisó que en la capital grancanaria no se practicó ninguna detención ni registro, pero sí se hicieron una serie de seguimientos e indagaciones para colaborar con la investigación principal.
Se calcula que entre 120 y 130 piezas pudo vender la red en el mercado negro, a un precio que oscila entre los 1.200 y los 2.000 euros, con una ganancia que triplica el valor por el que adquirían cada pieza.
El arrestado en Alicante tenía instalado en el garaje de su domicilio un taller para la reparación de este tipo de armas, donde se incautó también abundante maquinaria y herramientas para ello, así como numerosos cañones y armas en proceso de rehabilitación.