«Confirmado. Han despedido al vigilante de seguridad. Sin embargo, nadie dimite. Y nosotros creemos que tanto el director de Sograndio como el responsable de la nueva empresa de seguridad también tenían que presentar su dimisión». Jorge Fernández Cuesta daba cuenta ayer de la crónica de un despido anunciado. El del vigilante implicado en la fuga de dos menores.
Una escapada de película, protagonizada el pasado jueves, con sábanas y cordones de zapatos que ha puesto el foco permanente en el centro de internamiento de Sograndio. Las cámaras de seguridad revelaron que el agente no se movió de su puesto mientras un joven, mayor de edad, corría hacia la verja, lanzaba sobre ella varias sábanas atadas con cordones de zapato y se ayudaba de ellas para salir del centro. Tampoco lo hizo cinco minutos después, cuando otro joven siguió los pasos de su compañero y, utilizando las mismas sábanas que seguían colgando, también logró su objetivo. Hubo un tercer intento, una hora después, aunque el menor se las vio con otro vigilante, al que agredió sin conseguir escaparse.
Avispa no disculpa la inacción del agente, aunque explica que el protocolo «nada dice de si debe dejar solos a los otro cinco jóvenes que estaba vigilando». Explican, además, que «desde enero, en cada turno hay un vigilante menos. Eso limita la seguridad».