El proyecto estará listo en diciembre, costará 1,6 millones y tendrá potencia para cruzar miles de datos de redes sociales con sospechosos
¿Un proyecto de ciencia ficción? El Ministerio del Interior cree que no. Que es posible tener un megacerebro electrónico capaz de localizar —a través de cálculos estadísticos y de cruzar ingentes cantidades de datos en milisengundos— perfiles de personas potenciales terroristas entre los millones de pasajeros que cada año se mueven por los aeropuertos españoles.
La convicción de Interior de que ya existe esa tecnología es tal que el pasado 27 de marzo sacó a concurso el proyecto. La Secretaría de Estado de Seguridad ofrece a las empresas que se vean capaz de crear un engendro informático así una jugosa cantidad: 1.633.500 euros, IVA incluido. Eso sí, el Gobierno tiene prisa. El plazo para concursar en esta licitación tan atípica acaba el 1 de agosto y el monstruo electrónico y sus sistemas operativos tienen que estar en marcha el 10 de diciembre como plazo máximo.
Según los pliegos de la licitación, a los que ha tenido acceso este periódico, el proyecto se llama PNR (Registro de Nombres de Pasajeros, por sus siglas en inglés). Interior no esconde que el objetivo último de este ingenio informático es la «identificación automática del perfil demográfico y sociológico del pasajero» siempre que los datos que aporten las fuentes de la computadora lo permitan. Y el departamento que dirige Jorge Fernández tampoco oculta para nada en el 'acta de nacimiento' del PNR que la recopilación de datos de «inteligencia» se va a hacer a través del uso masivo de informaciones personales de cualquier persona en «fuentes abiertas» en internet.
De acuerdo con los «requisitos funcionales» que establece Interior, el sistema debe ser capaz de dar «alertas sobre perfiles sospechosos a partir de los datos del pasajero» y para ello debe tener la capacidad de«captar» informaciones en redes sociales y otras «fuentes de internet», entre las que se citan expresamente: Twitter, Google Plus, Linkedlin, Tumblr, Instagram, Flickr, Youtube, Vimeo, LiveLeak o los buscadores Google, Bing, Yahoo o Duck Duck Go.
El cerebro igualmente debe tener la potencia para en cuestión de segundos presentar a la policía los «foros, blogs o páginas genéricas» en las que aparezcan menciones del pasajero.
«Huella digital»
«Los pasajeros que viajan —señala textualmente el pliego técnico— dejan una huella digital a medida que avanzan a través de las ciudades y aeropuertos. Cruzando esos datos con la información local del aeropuerto se pueden llegar a predecir comportamientos o alertas sobre movimientos y decisiones inesperadas».
El Ministerio del Interior admite que la nueva herramienta viene asuplir la imposibilidad de «analizar manualmente» la «gran cantidad de datos disponibles» a la caza de «anomalías» (que revelen la existencia de potenciales terroristas). Además, el Gobierno reconoce que sin cerebros electrónicos y aplicaciones como la PNR la actividad policial por fuerza «se concentra» en el control de «datos relativos a las personas de las que ya se sospecha, es decir de personas que son 'conocidas' por las autoridades».
Por eso, el fin último de la máquina, explica la documentación oficial, es sacar del anonimato a través del cotejo masivo de datos a esossospechosos «escondidos» que no figuran en las bases de datos elaboradas laboriosamente por datos recabados por seres humanos.
El Registro de Nombres de Pasajeros que quiere poner en marcha la Subdirección General de Sistemas de Información y Comunicaciones para la Seguridad no solo se va a surtir de datos «estructurados y no estructurados» que se recaben en internet. El proyecto del PNR incluye la posibilidad que se pueda volcar en esa gran base toda la información que el usuario facilita a las compañías (incluido el número de tarjeta de crédito y demás datos bancarios o de filiación).
Otro de los ejes importantes del proyecto será el cruce de las reservas hechas por la misma persona o personas relacionadas entre sí para establecer vínculos entre sospechosos. Y, sobre todo, para hacer aflorar lo que Interior llama «rutas escondidas», itinerarios conocidos por los terroristas y otros grandes delincuentes que no aparecen en los sistemas porque se ocultan detrás de «documentos de viaje cruzados y reservas con múltiples agencias» casi imposible de rastrear sin un megacerebro electrónico.