El sector de la Seguridad Privada es un lucrativo negocio que mueve cantidades ingentes de dinero. Solo el año pasado, la industria de la seguridad privada facturó más de 3200 millones de euros, declaró 118.135 contratos de trabajo y firmó más de 240.000 servicios de seguridad.
Lo más gracioso del caso es que lo que para el Gobierno es algo para presumir, para los profesionales de la seguridad privada es una sangría que no cesa de trabajadores hacia las listas del paro. Actualmente hay 214.000 Vigilantes de Seguridad habilitados. De estos menos de la mitad están en activo, sin embargo se siguen sucediendo las convocatorias de habilitación para nuevos Vigilantes de Seguridad, los 924 centro de formación y academias homologadas siguen vendiendo diplomas a precio de oro. Ahora, el Gobierno se ha inventado otra formula de recaudación para que sus amigos sigan facturando, la recuperación de la tarjeta profesional. Un requisito indispensable que se consigue fácilmente, previo pago, obviamente.
El Comisario General de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional, reveló datos como estos en Melilla para remarcar que la seguridad privada es un sector de vital importancia no solo por el movimiento económico, sino por el apoyo vital y necesario que realizan en la colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.