El ataque sufrido por uno de los vigilantes de seguridad destinados a las oficinas algecireñas pone en el punto de mira la falta de cobertura jurídica y los medios de este colectivo.
Oficina de la Seguridad Social en Algeciras, 11:45 de un miércoles cualquiera y en la segunda planta del edificio un funcionario reclama la presencia del vigilante de seguridad ante las “malas formas” de un usuario que exigía que el administrativo le gestionara unos trámites que no son posibles ni para los que se cumplía los plazos. La llegada de la vigilante enfureció a la usuaria que se abalanzó – sin mediar palabra – sobre la trabajadora mordiéndola, arrancándole un mechón de pelo y provocándole múltiples contusiones. La intervención de los compañeros y el personal que se encontraba cerca evitó males mayores.
La Policía Nacional se personó en las dependencias, identificó al agresor y tomó declaraciones a los testigos. La víctima, ha realizado las denuncias oportunas y está recuperándose de las lesiones sufridas mientras espera que se solucione todo. “Me he sentido muy arropada por los compañeros, para ellos soy una funcionaria mas. Tengo todo el apoyo de los responsables de la oficina que incluso me han ofrecido defensa legal y también cuento con el apoyo de mis compañeros de profesión a través de la asociación y mi empresa. Lo que tenemos que intentar y conseguir es solucionar estas provocaciones y embestidas, porque no queremos que vuelvan a repetirse”, explica a AREA J.N.B. (vigilante).
Por desgracia esto no es un hecho aislado. Desde la Asociación Nacional de Vigilantes de Seguridad quieren hacer valer la profesionalidad de sus compañeros y la falta de protección jurídica y de medios que sufren en el colectivo. “La situación actual ha favorecido que algunas personas tengan un grado de agresividad que no pueden controlar cuando se les niega alguna actuación administrativa en alguno de los centros en los que estamos los vigilantes como primera línea de batalla”; afirma Juan Gómez Ortega, presidente de la agrupación profesional a Diario AREA.
En este caso ocurrido en Algeciras, el parte de su compañera revela la crudeza de la agresión: “policontusiones, tendinitis en hombro, contractura cervical y mordedura antebrazo”. El presidente defiende la necesidad de llevar a buen término un reglamento profesional que permita mejorar las condiciones de trabajo, “hay que evitar que estos ataques vayan a mas. A veces, las consecuencias han sido trágicas. Necesitamos que se formalice la cobertura jurídica que nos corresponde por riesgo, coberturas y situación laboral. ¿Quién nos protege? Hay una problemática en el sector que tenemos que atajar y aunque estamos en ello, es imprescindible aumentar la denuncia cuando ocurren cosas como las que pasaron el miércoles en Algeciras. Nuestra compañera no se merece haber pasado por una situación tan desagradable, violenta y con consecuencias que la van a marcar en su vida laboral y personal”, concluye.
Seguridad ante todo y para todos
La agresividad en la ciudadanía llevamos unos meses sintiendo que está algo a flor de piel. En la comarca campogibraltareña, sindicatos y colectivos profesionales han tenido que manifestarse ante las agresiones que compañeros que cubren distintas parcelas de atención al ciudadano en Centros de Salud, Hospitales, oficinas de la administración, etc, han tenido que precisar los servicios de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad ante un paciente, un familiar del enfermo o un simple vecino que ha decidido recurrir a la violencia para resolver el asunto en cuestión.
De nuevo han saltado las alarmas con la agresión a una vigilante de seguridad en las oficinas de la Tesorería de la Seguridad Social en Algeciras. Esto no se puede repetir. Desde este grupo editorial, entendemos que estos profesionales están en la primera línea y en una encrucijada entre la defensa del profesional al que atiende y los derechos que le atienen a él como responsable de evitar un mal mayor como corresponde a su labor diaria.
Los vigilantes de seguridad son un colectivo con una fragilidad de coberturas jurídicas y de medios muy por debajo de sus responsabilidades. Algo que con casi toda seguridad, las administraciones responsables deberían de analizar, matizar y rectificar.